Estuvo presente a través de un vídeo en la última ceremonia inaugural de la Web Summit 2017 en Lisboa, el pasado mes de noviembre, momento que aprovechó para hacer una advertencia general sobre los posibles efectos negativos del imparable avance de la tecnología, haciendo especial hincapié en la Inteligencia Artificial (IA). “La llegada de la IA puede ser lo mejor o lo peor que le suceda a la raza humana”, fue la advertencia que lanzó el físico británico Stephen Hawking.
El astrofísico no sólo temía por al repercusión de un mal uso de las máquinas sino también por su impacto en la economía global convencido, como estaba, de que la robotización laboral ponía en riesgo la supervivencia de las clases medias. Así lo ponía de manifiesto en una columna de opinión publicada en The Guardian en la que aseguraba que “la automatización de las fábricas ya ha arrasado trabajos en la manufactura tradicional, y la proliferación de la inteligencia artificial posiblemente extienda esta destrucción de trabajo a las clases medias, donde solo sobrevivirán los roles creativos y de supervisión”.
Desde su punto de vista, lo que en el siglo XX fuera tema de ciencia ficción, en el siglo XXI es ya una amenaza real al entender que la tecnología avanza más deprisa que la inteligencia humana vislumbrando la posibilidad de que, algún día, las máquinas pudieran dominar por completo a la especie humana.
Para el científico, fallecido hoy a la edad de 76 años, los robots podrían llegar a tomar el control y “rediseñarse a sí mismos” para desbancar a los humanos, algo que supondría el fin la de la raza humana, dijo en otra entrevista concedida a la BBC.
Señalar también que el profesor Hawking no fue el único que pensaba así. De peligros similares con respecto a la IA advierten también Elon Musk o Steve Wozniak, cofundador de Apple. Todos ellos, junto a un grupo de científicos y expertos en tecnología, suscribieron un texto donde se avisa sobre los peligros de la capacidad de usar la IA para el desarrollo de armas a escala global. “Si algún poder militar principal empuja hacia el desarrollo de armas de inteligencia artificial, una carrera armamentística global es virtualmente inevitable y el final de esta trayectoria tecnológica es obvio: las armas autónomas se convertirán en los Kalashnikovs del mañana”, aseguraban los firmantes del texto que difundieron en un congreso celebrado en el transcurso de la Conferencia Internacional de Inteligencia Artificial celebrada en Buenos Aires. De no establecer límites, los científicos veían “factible” que en cuestión de “años, no décadas” nos encontremos con equipos capaces de seleccionar, fijar y atacar objetivos sin ninguna intervención humana.
Todo depende del uso
No obstante, hay que aclarar que más que prevenir sobre la Inteligencia Artificial, lo que ellos pretenden subrayar son los riesgos de sus potenciales malos usos, tanto dentro como fuera de las empresas. Es la eterna polémica de que ni las armas ni la tecnología son, en sí mismas, contraproducentes para el avance de la sociedad, sino que depende de cómo se apliquen. Existen también numerosos ejemplos de los beneficios que reporta la IA y cómo algunos emprendedores encuentran en ella su oportunidad de negocio.
Un caso es el de Mybrana, empresa de la que ya informábamos en este artículo y cuya solución traslada la IA al entorno publicitario combinándolo con la realidad aumentada.
También Phil Libin, fundador Evernote, se halla inmerso en un nuevo proyecto con el que, gracias a la IA, combate el acoso y la discriminación en el trabajo a través de la empresa Spot. Igualmente el mundo de los museos ha sabido aprovecharse de esta tecnología. Un caso lo encontramos en el Museo Palentológico de Elche (MUPE) donde se puso en marcha un experimento para recrear en tres dimensiones los océanos de la Tierra de hace unos 500 millones de años. Se trata del primer sistema de simulación virtual de este tipo que se instala en Europa y es una iniciativa inspiradora para otros museos de ciencia.
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