Son muchas las situaciones en las que un emprendedor o un directivo puede verse en la necesidad de arengar a su equipo. La intención puede ser expresar un halago por el trabajo realizado, aumentar la productividad, reducir los gastos de la empresa o conseguir que los distintos departamentos cooperen entre sí.
1. No tengas miedo a alabar lo que está bien hecho
Según explica Diana Booher en su clásico bestseller Discursos para todas las ocasiones, es necesario que el empresario se dirija directamente a cada uno de sus empleados (con nombre y apellido) y comente en público el esfuerzo realizado. Por otro lado, “hay que tener cuidado de no dirigirse durante la intervención a unos trabajadores sí y a otros no ya que esto puede fomentar la rivalidad entre compañeros”.
2. Sé claro y concreto
A la hora de elaborar un discurso es preferible concentrarse en un objetivo y destacar un único punto primordial. De esta manera, a los empleados les quedará más claro cuál es su labor y qué tienen que hacer. Diana Booher comenta en su libro que es muy importante ilustrar esa idea clave con varios detalles, estadísticas o anécdotas de apoyo. Es decir, explicarlo de modo que en ningún momento los empleados se queden con la sensación de no haber entendido lo que se les ha comunicado.
3. Utiliza ejemplos
Además de ser una de las técnicas más utilizadas para fijar la atención del auditorio, facilita la comprensión de las ideas que se quieren transmitir. Diana Booher asegura que los ejemplos pueden tomarse de la vida real o de la actividad cotidiana de la empresa. Así, se puede comparar la empresa con un matrimonio, utilizar términos deportivos para describir la situación de la compañía con respecto a su competencia, etcétera.
En su opinión, también se puede hacer referencia a experiencias vividas por el propio empresario. Sin embargo, Acaso considera que no se debe personalizar a la hora de plantear ejemplos: “optar por este método puede ser peligroso ya que la mala elección de uno puede confundir a los trabajadores”.
4. Entrada impactante
El comienzo es una de las partes fundamentales del discurso. De él dependerá la atención del auditorio así que hay que poner mucha atención a la hora de plantearlo y de pronunciarlo. Toda entrada tiene como objetivo captar la atención del público y una de las formas de conseguirlo es comportarse de uno modo que ellos no esperen. Por ejemplo, puedes cambiar la forma en la que habitualmente te diriges a tus empleados o modificar el tono de voz drásticamente. Booher señala que también puede comenzarse utilizando una cita de un personaje ilustre o conocido.
5. El tiempo
Controlar el reloj es otra de las claves de toda arenga. Si el discurso es excesivamente largo, puede acabar aburriendo al público y, si es corto, puede no dejar claros los objetivos de la reunión. Según Booher el discurso debe tener una duración que oscile entre los tres y los 30 minutos.
Acaso, por el contrario, opina que “en cuestiones de motivación pueden incluso realizarse cursos de varios días a los empleados para incentivarles en su trabajo”.
6. Sentido del humor
Es un recurso básico. Puede utilizarse en la entrada del discurso, para captar la atención de los trabajadores, o durante su desarrollo, para que mantengan el interés. Basta con introducir un chiste o broma que esté relacionado con el tema a tratar. En opinión de Acaso, “el humor aporta una complicidad y una cercanía entre el directivo y los trabajadores que ayuda a mejorar su motivación”.
7. Fomentar el trabajo en equipo
En los discursos que tienen por objetivo motivar a un equipo de trabajo es muy útil utilizar enfoques del tipo “estamos juntos en esto”, “podremos conseguirlo”, etc. De esta manera se transmite lo necesarios que son los empleados para la empresa y la confianza depositada en ellos.
8. Insertar preguntas sin respuesta
Es también muy útil para mantener la atención utilizar interrogantes y preguntas retóricas del tipo “¿qué ha cambiado?”, “¿cómo podemos mejorar?”, etc. De este modo se invita a que los empleados piensen y se sientan parte de la empresa y de la situación en que se encuentra.
9. Utilizar un tono optimista
Es importante que, durante el discurso, el directivo dé ánimos a sus empleados. Para ello, puede utilizar frases en las que se reconozca claramente que el trabajo se está haciendo bien, que los objetivos se van cumpliendo, etc. Según señala Booher, “expresar confianza en el futuro es mucho más útil para motivar que condenar los fallos del pasado”.
10. Aclarar dudas
Al finalizar el discurso es conveniente dejar un tiempo para que los empleados realicen preguntas. Siguiendo la misma línea de complicidad utilizada durante la intervención, el empresario debe contestar todas las cuestiones y no utilizar evasivas para huir de los asuntos más espinosos.
SEGURO QUE TE INTERESA
Cinco síntomas de una mala gestión del equipo