Emprendedor por naturaleza, Víctor Tarruella aún recuerda como hace 15 años abandonó su trabajo en una compañía de seguros para crear su propio negocio. La entrada en vigor en 1996 de la ley que permitía deducciones fiscales a las compañías que invirtieran en I+D fue la clave.
“Como la deducción sería muy generosa, éstas necesitarían justificaciones técnicas para solicitarla; así que el plan era crear una empresa de ingeniería que redactara esta documentación para la Agencia Tributaria en previsión de una inspección”. Con una lista de clientes que le facilitó su socio, 600 euros “que no me llegaban ni para dos meses de alquiler” y un portátil de segunda mano, instaló la sede de su futura asesoría en la mesita de su cuarto y desde allí comenzó a hacer llamadas. Suficiente para tantear el mercado antes de formalizar la sociedad ante notario.Porque, como él dice, para emprender sólo se necesita la cabeza.
Una nueva sede
A las seis semanas llegó el primer cliente. “Y ahí seguía, en la soledad de mi cuarto, mirando por la ventana y diciendo ahora a quién llamo”, comenta. Con el primer cliente entró el primer empleado y el primer cambio de sede. Esta asesoría en I+D fue creciendo hasta que “un amigo de mi socio nos alquiló un cuarto interior de su despacho y allí apiñados arrancamos la primera oficina”.
Hoy es una multinacional que agrupa cuatro empresas especializadas en Asesoría I+D+i; Asesoría Ambiental, para la tramitación de ayudas para la mejora medioambiental de instalaciones; Asesoría pymasde y Asesoría Valoración Catastral.
Víctor Tarruella sigue emprendiendo y ha revolucionado el mercado de las subvenciones con Ayudasaunclic, portal con información sobre ayudas que se publican en España.
