Aunque en ocasiones dejar el trabajo es una cuestión necesaria para la salud mental y el progreso personal, la ausencia de paro e indemnización en casos de baja voluntaria son el principal freno para que multitud de trabajadores no se atrevan a dar el paso. Sin embargo, existen excepciones…
En realidad, cualquier empleado puede dejar su puesto de trabajo de forma voluntaria sin perder el derecho a paro ni a la indemnización. Siempre y cuando, eso sí, pueda demostrar que su salida de la empresa está condicionada por un factor que le perjudica de forma clara al tomar la decisión.
Así, el Estatuto de los Trabajadores reconoce ciertas situaciones en las que dejar el trabajo de forma voluntaria estaría justificado. Por ejemplo, las modificaciones sustanciales de las condiciones laborales, un punto donde se incluirían cambios en la jornada laboral, el horario, el cambio de un régimen de trabajo a turnos, el salario a percibir o un traslado forzoso.
Además, como empleado podrás dejar tu trabajo de manera voluntaria sin renunciar a la prestación por desempleo ni a la indemnización en casos de impagos o retrasos en la nómina de manera continuada o ante otros incumplimientos graves por parte de la empresa.
En todos estos casos, los empleados están protegidos por la ley para cobrar su prestación de desempleo y la indemnización correspondiente -de forma habitual, las contempladas en caso de despido improcedente-, ya que se entiende que, a pesar de tratarse de una renuncia voluntaria, la empresa empuja a tomar esta decisión.
Los empleados que dejan el trabajo de forma voluntaria se multiplican
En los últimos meses, el mercado laboral está marcado por varios fenómenos que están propiciando una renuncia masiva en multitud de sectores de actividad. El primero de ellos es el Síndrome de Burneout (o del trabajador quemado), la principal causa para dejar el trabajo de forma voluntaria, incluso renunciando al paro y a la indemnización.
Aún más, a raíz de la pandemia, cuando las plantillas de miles de empresas se han visto sometidas a un gran estrés. Entre sus síntomas, reconocidos por la Organización Mundial de la Salud, destacan la falta de concentración, la disminución de la productividad, el desgaste físico o la negatividad constante.
El ‘Síndrome del Trabajador Quemado’ es una de las principales causas de la masiva renuncia de trabajadores en las empresas que lastra el mercado laboral en las grandes economías del mundo, como la de Estados Unidos y la de Europa. Sobre todo, en algunos sectores donde las condiciones de trabajo no han mejorado a pesar de que las exigencias entre la plantilla sí han crecido.
Aunque, en otros casos, dejar el trabajo renunciando a cualquier ingreso no es tan sencillo. En este sentido, están apareciendo nuevas formas de protesta y autocuidado dentro de las empresas, como el quiet quitting (o renuncia silenciosa), una tendencia que consiste en limitarse a trabajar en las horas estipuladas por el contrato y no realizar tareas fuera de sus competencias. En este otro artículo de EMPRENDEDORES, te contamos un poco más sobre el fenómeno.