Diseñamos, fabricamos y comercializamos el objeto más exclusivo del mercado para contener y exponer cualquier elemento impreso sobre papel. Desde un álbum de fotos hasta un catálogo comercial, cualquier idea sobre papel es factible de ser presentada dentro de él”, subraya Jorge Hernández, creador del concepto The Creambook, al que se unió poco después Ana María García, como accionista de la empresa.
“Creemos que algunos productos llevan tanto tiempo entre nosotros que parece imposible que puedan ser interpretados de otra manera. En ese sentido, el papel como soporte para la comunicación ha sido transformado en multitud de formas: libros, folletos, revistas, archivadores de anillas, álbumes de fotos, carpetas de plástico, etc. Con el terreno tan pisoteado y con el papel en tela de juicio por la llegada de los e-book, la cosa parecía un suicidio”, sostiene Hernández.
REVOLUCIÓN
El plan de esta pareja de emprendedores era “crear algo para contener ese tipo de cosas que la gente le gusta ver sobre papel, porque sencillamente una pantalla le resulta demasiado fría e impersonal”. Las fotos de tu boda, un catálogo comercial o una edición especial son algunos ejemplos.
“Hemos sacado un producto revolucionario para contener y exponer cualquier documento impreso. No es un libro, no está cosido ni grapado ni tiene anillas. Se trata de un mecanismo de gran belleza que contiene las hojas a la vez que las sostiene a modo de atril”, destaca. Conocían muy bien la oferta de productos dentro de este segmento. No obstante, “hicimos un profundo estudio de la competencia e incluso hicimos varios prototipos que probamos con distintos perfiles para asegurarnos de que la pieza era bien percibida y que todos los detalles del diseño estaban bien planteados”. De los 25.000 euros que han invertido, 18.000 los han destinado a registros de patentes y marca y al desarrollo técnico del producto.
