“Cuando mi tía me comentó lo cara que es la ropa de bebé y lo poco que dura se me ocurrió la idea de montar un servicio on line de alquiler, de manera que los padres no tuvieran que gastarse un dineral en prendas que a los dos meses se quedan pequeñas”, explica Allen Kim, fundador de Bebarang, que empezó a operar en marzo de 2010.
Kim trabajó en la idea desde el dormitorio de su residencia de estudiantes sin olvidar que a todos los padres les gusta ver bien vestidos a sus retoños y que la industria textil infantil en EEUU está valorada en 25.000 millones de dólares.
Preguntar a la calle
“Para asegurarme de que podía funcionar me lancé a la calle a preguntar a cientos de madres y la respuesta era siempre la misma: se les abrían los ojos como platos y decían que era una idea genial”, comenta Kim, que invirtió los 17.000 euros que había ganado en varios concursos de planes de negocios. “Durante el verano trabajé sin parar hasta conseguir los primeros 300 clientes registrados en la web y utilicé la estrategia fake it until make it (algo así como invéntatelo hasta que lo tengas)”, recuerda Kim, lo que le permitió tener un inventario virtual de miles de prendas, que sólo compraba después de que uno de sus clientes se registrara y pagara por el alquiler.
No contento del todo con esa estrategia, dejó los estudios temporalmente y cerró el negocio para reinventarlo: “La idea de que las clientas pudieran elegir entre miles de prendas significaba una baja utilización hasta que alcanzáramos un número altísimo de clientes. Ahora, ofrecemos estilismo para el bebé en función del perfil del usuario y le recomendamos la selección de prendas que consideramos más adecuadas”.
