Estamos acostumbrados a que cada nueva empresa de formación pase por el e-learning, pero no todo lo novedoso tiene por qué ser digital. El caso de English Cafe parte de la propia experiencia de Patricia Bendito, que cansada de ir a academias a aprender inglés, buscó una alternativa más efectiva. “Decidí organizar clases con un profesor nativo en una cafetería de Madrid y se lo propuse a otras tres amigas, para que fuera más divertido y económico”, explica Bendito.
Tras dos años dando clases de este tipo le propuso a Guillermo Sanz convertir la idea en negocio y crearon English Cafe. Consiste en grupos de un máximo de cinco personas en cafeterías con encanto donde los alumnos tienen una consumición incluida con cada clase. “El cliente elige de forma online dónde y cuándo dar sus clases. La idea es hacerlo de forma que el alumno conciba aprender inglés como una actividad de ocio semanal”, explican los emprendedores. Los bonos disponibles son mensuales (8 horas) o trimestrales (32 horas), y cuestan 68 y 174 euros respectivamente.
Un negocio de estas características no requería una inversión demasiado elevada -18.000 euros entre ahorros y algún préstamo-, y son mucho más rápidos y tienen más capacidad de adaptación que negocios más grandes, ya que no necesitan tener lugares donde dar las clases. De hecho esa flexibilidad les ha dado la posibilidad de ampliar su vía de negocio y franquiciarse, y ya cuentan con presencia en Sevilla y Valencia. Su objetivo para el próximo año es doblar el número de alumnos y ampliar su radio de acción a otras ciudades españolas.