Que sí, que tú puedes llegar a un acuerdo fabuloso con una marca para convertirte en su mejor distribuidor online, con un margen estupendo, para un mercado en el que hay una demanda de esos productos. Que sí, que tú puedes tener suficiente dinero como para invertir en una campaña de marketing online como es debido y hasta puede que tengas los conocimientos necesarios para manejar un presupuesto de 100.000 euros sabiendo en qué inviertes cada euro y en ir administrándolo en función de cómo vayan saliendo las primeras campañas. Que sí, que aunque el cliente tenga que probarse el producto, se lo puede probar en casa y si luego no le gusta puede devolverlo.
Pero hay casos en los que tanto que sí no funciona. Y es una cuestión de canal, sí. Pero sobre todo de cómo es el cliente que está al otro lado del canal. Piensa ahora en pacientes de cáncer, sometidos a radioterapia y quimioterapia que quieren comprarse un bañador, una peluca o productos cosméticos… ¿de verdad quieres atenderles online?
Talía: estética oncológica
Al final, a estas alturas saber que te puedes dar manteca de mango o de karité tres veces al día sobre la cicatriz de una operación tras una mastectomía está al alcance de cualquier persona con un ordenador y una conexión a Internet. Y por comprar, esas cremas se pueden adquirir online. Pero, ¿y si no tienes conexión a Internet? ¿Y si además quieres aprender a maquillarte y que alguien te enseñe a pintarte las cejas, o si necesitas un bañador, o ropa deportiva, o quieres probarte 20 sujetadores para ver con cual te sientes mejor? Eso online no lo puedes hacer. No hay un humano con ojos al que no le importe que salgas de la tienda y vuelvas dentro de una semana.
Esto es lo que hemos aprendido hablando con Beatriz Sánchez Jiménez y Mariló García Márquez, las dos emprendedoras detrás de Talía Estética Oncológica, un local especializado en atender las necesidades cosméticas y de imagen de pacientes con cáncer ubicada en la puerta del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, en Murcia. “No queríamos ofrecer únicamente estética oncológica, que se quedaba corto, sino que fuera un centro más completo: que el paciente oncológico tuviera una amplia gama de elección y pudiera encontrar todo lo que necesitara a lo largo de los tratamientos”, explica Sánchez.
“En Internet no hay mucho dónde elegir. Encontrar colecciones completas de lencería, de baño, veinte clases de sujetadores distintos y que se los puedan probar… esa es la diferencia de nuestro negocio”, matiza García.
www.taliaesteticaoncologica.com