Que hablen inglés, manejen bien Excel o sean audaces publicistas, por ejemplo, está muy bien pero si consigues que cada uno de ellos se interese por el trabajo del otro, implicar a todos en la resolución de un problema y que compartan objetivos, habrás logrado, además, fomentar el compañerismo y generar un entorno laboral motivador y placentero. Es una de las consecuencias de la inteligencia emocional trasladada al ámbito de la empresa.
Aplicable tanto a directivos como a todo el espectro laboral el método de Digital Learning Pills (DLP) persigue formar a las personas en el desarrollo de las competencias emocionales “porque es algo que no nos han enseñado en casa, ni en la escuela, ni en ningún sitio, cuando está demostrado que la inteligencia emocional es un arma potente para combatir adversidades”, dice Ángel de José Rincón, director general de DLP. Esta enseñanza es la que desean extender a “toda la fuerza profesional de las organizaciones como un elemento clave para la competitividad y la mejora”.
Para ello han diseñado varios cursos formativos de 45 días de duración que requieren participación diaria pero que deja el horario a conveniencia del interesado así como la elección del dispositivo dado que los cursos pueden seguirse a través del PC, tablet o móvil. No se trata de soltar un chorro incontrolado de información sino de propiciar cambios paulatinos de hábitos en los alumnos hasta que arraiguen de manera natural. Así, a un vídeo de corta duración, que ellos llaman pills (píldoras), donde se recogen no más de tres ideas concisas, le siguen la interiorización mediante una serie de ejercicios prácticos que implican acciones en la vida cotidiana del tipo contesta ahora el teléfono con esta frase o vuelve a redactar el mail con este tono…
Las principales
La empatía, la iniciativa, la persuasión y la comunicación han sido las primeras competencias seleccionadas para los cursos por entender que son las primordiales en el entorno laboral. Y aunque no conviene establecer compartimentos estancos puesto que todos deberíamos conocer nuestras propias emociones para ser conscientes de las ajenas, decir que en principio son los jefes los que más adolecen de empatía y comunicación mientras que en los trabajadores habría que insistir en la iniciativa y la persuasión. Claro que lo recomendable es que el deseo de cambio o de innovar parta desde la cúspide y sea el directivo quien lo transmita a los mandos intermedios y estos a los trabajadores.
Proyecto ambicioso
Aunque el equipo de DLP lo integran otros profesionales hay que referir el nombre de Michael de José Belzunce, directivo de empresas con dilatada experiencia y profesor de escuelas de negocio especializado en inteligencia emocional, como promotor de la iniciativa. El desarrollo del programa docente y su adaptación a las nuevas tecnologías ha requerido “miles de horas de trabajo” y una inversión cercana a los 500.000€, por lo que tuvieron que captar capital fuera de los recursos propios. Atraviesan ahora la fase de comercialización que se enfocará, en un 90% a las empresas y el resto a particulares, bien a través de la venta directa, bien mediante alianzas estratégicas. Los cursos están disponibles en castellano e inglés dado que arrancan ya con carácter internacional utilizando España como trampolín para Europa y Filipinas para los mercados del Sudeste Asiático y, aunque por el momento dispongan sólo de 9 cursos la idea es llegar hasta 12 en 2016 y recuperar parte de lo invertido con una facturación de 75.000€ prevista para este año.
