Desde luego no es el primer caso de una empresa que empieza desde abajo, en este caso un sótano de la calle San Emilio, en Madrid, pero más difícil es encontrar a un programador y un vendedor que coinciden en un momento determinado, el vendedor en paro, y mantienen, más o menos, esta conversación: “A ver, yo soy bueno vendiendo y tu programando. Por qué no desarrollas algo y yo lo vendo?”
Los protagonistas de esta conversación son Iván Navas, el vendedor, y Enrique Martínez, el desarrollador, hoy socios fundadores de Doofinder, un software SaaS que ha desarrollado un motor de búsqueda interno para el ecommerce y que funciona también perfectamente como search engine para webs corporativas e intranets.
De la conversación que tuvo lugar hace aproximadamente una década alguna conclusión puede extraerse. Primera: que para Iván Navas cualquier cosa es vendible. “Sinceramente lo creo así. La diferencia es que si el producto es malo, vendes 4, si es bueno, vendes miles. Y Enrique es muy bueno”. Segunda: que la única idea de negocio que tenían era esa, montar un negocio. Tercera y consecuencia de la anterior: ni se les pasó por la cabeza hacer un estudio de mercado. “A veces es más cuestión de ponerse a hacer las cosas que de pensarlas. Yo creo que si hubiésemos hecho el estudio de mercado no habríamos montado esto”, contaba Ivan Navas en un evento sobre las tendencias en el ecommerce.
Luego ya, hablando con él, te das cuenta de que le gusta desmitificar un poco esto del emprendimiento donde, además de intervenir el factor suerte, también puede uno desarrollarse personalmente. De hecho, para él todos son emprendedores. La diferencia radica en que, cuando eres un empleado, las posibilidades de desarrollo las marcan otros y, cuando es una iniciativa personal, las marcas tú. Creyendo como cree en la meritocracia, él optó por la segunda vía. Después de varios años trabajando en el departamento comercial de una gran empresa, decide abandonar el trabajo. Ya en el situación de desempleo, se produce la conversación referida con Enrique, capitaliza el paro y lo destina al primer desarrollo, 485.000 euros entre los dos socios. Y eso que, como dice él, “Yo en tecnología, cero”.
Una vuelta por San Francisco
Ya con la idea inicial de negocio en la cabeza “de desarrollar un módulo de ayuda para las grandes TelCos”, se fueron a San Francisco una temporada para comprobar si era una buena idea. Allí es donde detectaron la verdadera oportunidad y tomaron las decisión de reorientar el negocio a lo que hoy es Doofinder.
A su regreso a España Enrique inicia el desarrollo que le llevará un año y medio aproximado. La financiación siempre ha sido con recursos propios, por lo que fue una época algo dura. El 29 de junio de 2010 constituyen la compañía y no sería hasta tres meses después cuando Iván logra vender el primer producto. El segundo cliente fue ya una empresa importante, la misma que meses después regresó para felicitarles por el buscador y agradecer la compra, que le había procurado un importante aumento en la conversión. “Ahí es cuando verdaderamente me di cuenta de que teníamos una tecnología muy potente”.
A partir de ese momento todo fue empezar a crecer. Desde los 0€ facturados en 2011 hasta los 1.800.000€ que cerraron el ejercicio 2017, el 80% procedente del mercado exterior. La plantilla de 2 fue ampliándose hasta los 30 que la integran ahora y que trabajan en unas oficinas muy al estilo Google, en el edificio Arcade de Madrid. Las previsiones para 2018 son duplicar la facturación (3.500.000 €) y la plantilla además de dar el salto al mercado estadounidense. Decir también que el estudio de mercado que no hicieron al comienzo, tuvieron que realizarlo después al objeto de organizar la estrategia comercial.
A estas alturas, poco tiene que ver el primer producto lanzado al mercado con el actual. “Doofinder evoluciona cada mes basándose en al experiencia de los usuarios. Además de ser un potente buscador interno en webs, que ordena y filtra contenidos en milisegundos, a los ecommerce les permite mejorar la UX de los posibles clientes/visitantes de su tiendas online, y aumenta el ratio de conversión y sus ventas entre un 15-20%”. Entre esos clientes a los que se refieren figuran algunos de la talla de HP, Fitness Digital, Maseratti, PC Componentes, Verdecora, Tiendaanimal, Pisamonas o Guía Repsol. Así hasta los más de 3.000 clientes que tienen en la actualidad, tanto grandes como pequeños.
Ahora toda aprender liderazgo
Y ahora que la empresa experimenta un crecimiento bastante agresivo dice Iván Navas empezar a preocuparse por algo que nunca antes se había planteado, que es el liderazgo. “Mientras éramos pocos, esto era fácil, casi una relación de amistad. Pero ahora es más complejo. Me estoy reconvirtiendo y aprendiendo a diario para manejar esto. También pregunto y pido ayuda a gente con más experiencia y que ha pasado por esto antes que yo”, reconoce el CEO de Doofinder quien también dice haberse apoyado en sus inicios “en la lectura de la Revista Emprendedores, aunque dicho aquí pueda sonar raro”
Pero no debe asociarse en este caso el interés por aprender en una nueva etapa con el miedo o el vértigo que a veces genera el aumento de peso de la empresa. “Vértigo, ninguno”, dice Navas. Y es que, aunque tienda a hablar del emprendimiento de tono despreocupado y sin empacho, los socios tienen las riendas del negocio lo suficientemente amarradas como para no necesitar, por ahora, inversión externa y garantizar, en el peor de los escenarios posibles, los despidos de todos los trabajadores en una caja que es intocable.