A pesar de la mala situación, Carlos Montero prefirió ser optimista y ver la crisis como una oportunidad y decidió llevar a cabo la idea que le rondaba la cabeza desde hace tiempo. “Cuando las cosas no van bien el instinto de superviviencia te hace tirar hacia adelante, y esta crisis ha obligado a más de uno a perseguir sus sueños”, explica. Así fue como con sus ahorros invirtió en fabricar la base de producto que conforma El Mercado de la Vida: bolsos y bolsas de viaje.
Se trata de piezas hechas a mano con alfombras y pieles italianas y españolas. “Buscamos llegar a un público que esté cansado de lo impersonal y apueste por lo singular, lo artesanal y por la originalidad”, afirma Montero. Junto con sus productos, la otra vía de negocio de este singular marketplace consiste en dar a conocer a otros jóvenes emprendedores y marcas emergentes, todo bajo la misma filosofía. Por tanto además de prendas de ropa o zapatos y complementos también se pueden encontrar artículos de decoración.
Aunque de momento operan exclusivamente en Internet, están recibiendo ofertas para vender sus productos y los de sus partners en tiendas físicas, cosa que no descartan más adelante. Se dan a conocer sobre todo a través de redes sociales y de un blog, aunque Montero asegura que la atención al cliente es primordial para ellos. “Queremos que todo el que nos contacte se lleve una buena impresión y en especial que nuestros clientes siempre se vayan contentos, pues son los mejores prescriptores”.