https://www.williammurraygolf.com
El cine y la televisión nos han dado muchas Cenicientas, pero la mejor versión de este cuento folclórico, remakes hollywoodienses incluidos, coincidirás con nosotros, es la que narra entre dientes Carl Spackler en 'El Club de los Chiflados' (Caddyshack) mientras desflora con un palo del nueve varias ristras de crisantemos soñando con una vida de gloria en el mundo del golf. El encargado de dar vida al atribulado cadie Spackler es Bill Murray poco después de hacer la Primera Comunión, y convertido ya en estrella del mítico programa Saturday Night Live.
En esta escena improvisada –en el guión no había frases, tan sólo un par de indicaciones–, el personaje de Murray (que de hecho en un principio iba a haber sido un cameo, pero fue ganando peso a medida que avanzaba la película) luce un modelito para jugar al golf bajo la lluvia: un sombrero para el agua de camuflaje bien calado; una camisa beige a cuadros con la tela muy pasada, aderezada con manchas de barro, unos pantalones caqui y unas botas de agua. Tengo muy claro que si jugara al golf bajo la lluvia iría ataviado exactamente igual porque si de algo sabe Murray, además de actuar, es de golf. Eso no lo sabíamos.
Resulta que Murray es un apasionado del golf. Desde pequeño. Y que le viene de familia: sus cinco hermanos y él trabajaron religiosamente como cadies en el Indian Hill Country Club en su natal Winnetaka, Ilinois (sus tres hermanas se libraron). Y que el portal de noticias de humor The Chive, toda una institución en Estados Unidos, consiguió que su familia y él se decidieran a lanzar una línea de ropa desenfadada para golfistas: William Murray. Arrancó en octubre de 2016 y propone otra forma de vender tartán a los golfistas.
Además de vender online, la marca comenzó a distribuirse en exclusiva offline a través de una red de resorts para golfistas de lujo (https://www.pebblebeach.com/). Que sí, que todo el mundo conoce a Murray, que sí que a todos nos hace gracia, pero luego el producto (gama de productos, en varias categorías) hay que venderlos. Porque esto no es una colonia.
Lo mejor de todo es el logo: ¿Quién no querría llevar bordado a Bill Murray en el pecho? Mucho mejor que un anónimo jockey.