Supongamos que este año te ha dado por escalar El Capitán, en Yosemite, California, Estados Unidos, porque tú eres así de aventurero, porque quieres emular a Warren Harding siguiendo la ruta de la nariz, con un par de amigos y unas cuantas botellas de bourbon. Supongamos también que te llevas el portátil (porque tienes que subirlo a tu blog en cuanto se te pase la castaña; bueno, tú eres así y nosotros no te juzgamos). Supongamos que quieres asegurarlo por si se escurre, se cae y no te acompaña en la cima. Supongamos que tuvieras una aplicación móvil para contratar un seguro de aplicación en Estados Unidos que dure dos días; el día que tardas en escalar y el día que tardas en bajarte de El Capitán.
O que no hay a vacaciones y te quedas en casa y quieres asegurar tu bicicleta durante unas horas en la Sierra. O sólo la Gorro Hero Black Edition que te ha costado una pasta y llevas pegada con cinta americana al casco de la bici que te está demasiado pequeño (la bici no te importa tanto porque te la ha prestado tu cuñado y en ese caso no te interesa asegurarla). O el ukele que llevas escondido en la mochila y con el que tienes previsto pedirle matrimonio a tu chico/a con un poquito de bluegrass desafinado. Bueno, vemos que te haces una idea.
El sector del insurtech, un nicho dentro del fintech, está sacando al mercado productos como Trov. Eliges el producto que quieres asegurar. Eliges el tiempo durante el que quieres asegurarlo. La aplicación te muestra los seguros y los precios por día y por mes… y eliges. En el caso de que el objeto/producto asegurado sufra algún daño, lo pierdas o te lo roben sólo tienes que volver a la aplicación (suponiendo, claro, que el robo se limite a ese objeto y no a tu móvil) y un ser humano te atiende en tiempo real a través de un chat.
De momento sólo cubren aparatos electrónicos (móviles, ordenadores, tabletas, consolas, cámaras fotográficas…) y eléctricos, productos de gama marrón, equipos deportivos e instrumentos musicales. Vamos, que te puedes llevar el ukele.
Otra cosa es la inspección de los partes, tanto si la tienen que hacer ellos (lo que supone una estructura que imaginamos que todavía no tienen) como si la tiene que hacer la empresa aseguradora con la que su usuario termine contratando…
De momento llevan protegidos 940.000 productos, por un valor total de 8.500 millones de dólares, en Australia (de donde es la idea) y Estados Unidos.