Eso es lo que le ocurrió a Nicolás Sánchez, informático relacionado con el mundo de la fotografía. “Quería hacer un mural en mi casa y pensé que sería buena idea ofrecerlo al público. Empezamos a trabajar con particulares y después fuimos dirigiéndonos al mercado empresarial“. Como por ejemplo hoteles o grandes superficies, así como decoración de eventos. “En esos casos como valor añadido ofrecemos realizar la obra en vivo durante el evento” amplía Sánchez.
Ofrecen su trabajo tanto a grandes empresas como a pymes, donde los grafiteros se adaptan a las propuestas y necesidades de los clientes. “Las empresas cada vez acuden más a este tipo de opciones estéticas para dar a conocer sus mensajes y su imagen de marca” explica Sánchez.
Antes de decidirse a emprender GrafitiMadrid, Nicolás hizo unas búsquedas en Internet y descubrió que no había ninguna competencia en el plano empresarial, por lo que reunió algunos ahorros y montó su negocio. “Fue complicada al principio la búsqueda y elección de buenos profesionales del grafiti que realizasen los encargos de una manera competente para que el cliente quedase satisfecho con el producto final”.