Este hijo de inmigrantes leoneses en Bélgica parecía destinado a quedarse en España. Pero, tres o cuatro meses después de terminar sus estudios en el IADE de Madrid, una escuela de diseño, (seguido de un Master en Cambridge) se fue a Bélgica a diseñar tiendas para Pepe Jeans y Tommy Hilfiger, una experiencia que duró poco. Volvió a España, donde aguantó un año y medio en Barcelona, para acabar marchándose de nuevo, esta vez a Paris. Era el año 2000. Seis años después fundaría Hazard Studio, su propia empresa de interiorismo, especializada en hostelería. Cuando se le pregunta si le ha ido bien, Alfredo muestra su book de proyectos, realizaciones en Francia y hasta en el exterior, cinco restaurantes en Montreal y una discoteca en Marruecos. “Ahora estoy realizando un estudio para el que va sea ser el mayor spa de Marruecos, 2.500 m2. Desde Paris es más fácil lograr contratos en el extranjero”, explica.
Alfredo no lo tuvo fácil durante los primeros meses de su etapa parisina, pero no se deprimió. “Empecé buscando colaboraciones con otros despachos de diseño y pronto creaba una pequeña estructura como autónomo para poder dar un servicio llave en mano a mis clientes”. Ahora dispone de un equipo de jóvenes creativos que define como “multicultural”, entre
los que hay grafistas y hasta especialistas en marketing, que se encargan de compaginar los objetivos estéticos con los comerciales. “Desde hace tres años algunos clientes nos han llamado para realizar sus propias casa después de haberles realizado sus negocios” explica Alfredo.
Salvar barreras
Al contrario de otros aventureros que se lanzaron a montar negocios en países de los que no sabían apenas nada, Rodríguez ha contado con la ventaja de haber vivido antes en Bélgica y dominar el francés. Aún así, los años pasados en España le han cambiado de algún modo su chip. Afirma que no siempre se ha sentido cómodo en Francia, un país que considera excesivamente burocrático. “A los franceses –se queja– les encanta los procedimientos administrativos. Mientras que en España tenemos aquello de ‘vuelva usted mañana’, en Francia les da por decir: ‘Necesita otro papel’. No obstante, allí puedes abordar una aventura empresarial con más facilidad que en España”.