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03 Jun, 2023

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130 años de historia sin un despido y otros 4 casos de empresas curiosas

Se sabe que las empresas, a fin de cuentas, son personas. Por eso muchas tienen sus propias historias que contar, a veces ligadas a una trayectoria y a un perfil de los fundadores no siempre ejemplares.

la historia de la empresa Chanel

Coco Chanel, la empresa de la elegancia surgida de un orfanato

Antes de conocerse como la gran diseñadora de alta costura francesa, Gabrielle Chanel, más conocida como Coco Chanel fue cantante en cafés y vendedora en una tienda de ropa hasta que en 1909 comenzó a diseñar sombreros en su apartamento. Al año siguiente, abrió una tienda donde vendía sus sombreros elegantes, funcionales y sencillos en contraposición a los sombreros ostentosos de la época.

Comenzaba así una carrera imparable de una mujer que haciendo gala de su elegancia, incorporó en el armario femenino prendas que, hasta entonces, solo vestían los hombres como pantalones, gabardinas, chalecos, jerseys de lana y boinas marineras. Entre sus modelos más populares está el conjunto de lana formado por una chaqueta recta y una falda recta corta o su famoso vestido negro ajustado, sin cuello, con mangas largas y sin puños. También revoluciono el mundo de la perfumería y el los complementos a los que restó quincalla fiel a su máxima de para la elegancia de ‘menos es más’.

Hasta aquí, más o menos, lo que se conoce de Coco Chanel. Más desconocida es la vida que precedió a la fama mundial de la diseñadora y la que le acompañó después. Coco Chanel nació en el Hospicio General de Saumur, un hospital público gestionado por las Hermanas de la Providencia que fueron quienes la criaron dada la precariedad económica de sus progenitores. Más adelante, algunos atribuirían a la austeridad vivida en la abadía su estilo sin artificios.

De su infancia suele señalarse una personalidad competitiva y oportunista que más adelante justificarían su colaboración con la Gestapo durante la ocupación alemana de Francia en la Segunda Guerra Mundial. Tras la guerra, su vínculo amoroso con el oficial nazi Hans Günther von Dincklage afectaron a su compañía y su imagen, publicidad que la competencia se encargó de difundir. Sin embargo, no fue culpada como colaboradora y logró reabrir su empresa en 1954 y renovar el éxito. Aunque su fundadora falleció hace ya muchos años, la marca conserva su esplendor.

130 años de historia sin un despido y otros 4 casos de empresas curiosas

American Apparel: la marca ética no tan ética

El canadiense Dov Charney fue el fundador de American Apparel, una marca fabricante y tienda de ropa al estilo estadounidense creada en 1989 como tienda al por mayor y que en 1997 pasó al por menor. American Apparel se convirtió en pionera de la moda juvenil más transgresora en Estados Unidos, alcanzando una fama mundial gracias al estilo, acabados y producción 100% estadounidense propios de la marca. Sus campañas publicitarias, algunas de ellas no exentas de polémica, rompieron los moldes de la industria de la moda al apostar por modelos no profesionales, a veces él mismo o trabajadores de la compañía.

Entre los postulados del creador estaban el de fabricar toda la ropa desde Los Ángeles, pagar mejor a sus empleados que el resto de la industria y no poner etiqueta al producto al objeto de que la gente comprase más guiándose por gustos que por marcas. En su faceta de activista, defendió la reforma de las políticas migratorias en EE.UU. y causas en defensa del colectivo LGTBI. Todo ello no quita para que, años después, varios de esos empleados a los que protegía le denunciaran por supuestos abusos sexuales casos que, según algunas fuentes, se fueron cerrando a golpe de talonario.

Los escándalos acumulados y la fallida gestión provocó su despido de compañía que quiebra en 2015. Tras su salida de American Apparel, Charney funda Los Angeles Apparel, especie de réplica de la anterior con la que todavía no ha conseguido revalidar el éxito. Fue a raíz de la pandemia cuando Charney volvió a ocupar algunos titulares después de que el magnate del textil consiguiese suscribir un acuerdo con el ejército estadounidense para fabricar mascarillas y eso que en su empresa surgió un brote de coronavirus que afectó a 300 empleados con el consecuente fallecimiento de cuatro.

Famosa es también la mansión que habita, Garbutt House un complejo de 20 habitaciones incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos de EE.UU. Como detalla pintoresco, Dov Charney habría añadido al decorado una escultura de un dedo medio gigante levantado fuera de la puerta principal.

130 años de historia sin un despido y otros 4 casos de empresas curiosas

Victorinox: 130 años de historia y ni un solo despido

Victorinox es una marca suiza de navajas y cuchillos fundada en 1884 por Karl Elsener. En el año 2005, Victorinox adquirió a su rival, Wenger, para volver a convertirse en la única fábrica que provee de navajas al Ejército suizo, algo que viene haciendo desde 1981. Además de por su popular emblema de una cruz en un escudo Victorinox se ha hecho famosa por no haber aplicado ningún despido a sus trabajadores en sus 130 años de historia, al menos eso es lo que se cuenta.

La forma que tienen de conseguirlo es reservando parte de sus beneficios al pago de los salarios de personal en los momentos más bajos, incluso cuando no hay trabajo Así, se evitan tener que despedir y volver a contratar y formar a otros trabajadores. Como anecdótico, cuentan que la empresa sufrió una caída en sus ventas del 30% a raíz de los atentados del 11S en Estados Unidos y la prohibición de viajar con objetos metálicos pero que evitó los despidos diversificando la producción con otros artículos y cediendo empleados a otras empresas. Superada la crisis, volvió a recolocar a todos. 

A día de hoy Victorinox sigue presumiendo de la política laboral que aplican hasta convertirse en una de las empresas suizas preferidas para trabajar con base en la satisfacción del empleado. La prueba es la obtención del reconocimiento del Best Employer 2021 en Suiza.

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LEGO: el fénix de los juguetes

Lego, la popular marca de juguetes creada en 1932 en Dinamarca por el carpintero Ole Kirk Christiansen, no forma parte aún de la historia. A día de hoy, la compañía no solo sigue reinventándose y sino que vende cada vez más.  En su adaptación a los tiempos, han sacado una aplicación que hace uso de la realidad aumentada para escanear piezas y así mostrar todas las construcciones que se pueden realizar con las mismas. Asimismo, ha empezado a fabricar y distribuir bloques realizados con plástico reciclado. Los meses de confinamiento y de las restricciones a la movilidad tampoco le sentaron mal a la compañía danesa que vio cómo se le disparaban las ventas hasta incrementarlas en un 13% registrando las cifras más altas de su historia.

Pero no siempre fue así. En su cerca de un siglo de vida a Lego no le han faltado sobresaltos. Uno de los mayores sustos se lo llevaron en 1960 cuando un incendio destruyó el almacén de juguetes de madera. Todavía en ese momento Lego combinaba la fabricación de las piezas originales, hechas en madera, con otras más modernas realizadas con plástico. A partir de ese momento, la producción se limitó al segundo tipo.

Dispuesta a inmortalizarse y crear un universo en torno a la marca, la compañía vendió más adelante derechos de explotación de imagen a Merlin Entertainments, la empresa responsable de los 8 parques temáticos Legoland repartidos por el mundo, como Disney con reproducciones de edificios emblemáticos, figuras de personajes ilustres y atracciones esparcidos por el mundo. El primero se abrió en 1968 en Billdun, la ciudad danesa en la que nació la marca. En 2017 se inaugura la Casa LEGO en Billdun, un edificio de 12.000 metros cuadrados fabricado con 25 de millones de los míticos ladrillos de la marca.

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Topf und Söhne: ingeniería alemana al servicio del holocausto

J.A. Topf e Hijos (en alemán, J.A. Topf und Söhne) fue una empresa de ingeniería alemana que diseñó y construyó los hornos de incineración utilizados por los nazis en los campos de concentración y de exterminio durante el Holocausto, incluyendo Auschwitz-Birkenau, Buchenwald, Belzec, Dachau, Mauthausen y Gusen. En total, Topf construyó 66 hornos crematorios en diferentes campos, de los cuales 46 solo operaron en Auschwitz.

Topf e Hijos fue fundada en 1878, en Erfurt, como una empresa cervecera basada en el sistema de cocción patentado de Johannes Andreas Topf para calentar malta, lúpulo y agua. La firma estaba cerca de la colina Ettersberg, más tarde el sitio de campo de concentración de Buchenwald.

En 1939, a raíz de un brote masivo de tifus de Buchenwald, Topf e Hijos fueron contactados por funcionarios del partido nazi que buscaban una respuesta para hacer frente a la gran cantidad de muertos causados por la epidemia. Como solución, Topf e Hijos proponen un horno de incineración móvil. Con el tiempo, este ‘ingenio móvil’ que se ya utilizaba para incinerar cadáveres de animales, daría paso a una instalación permanente, con mayor capacidad que la anterior. Superada ‘la prueba de concepto’ Topf e Hijos firmarían con los funcionarios nazis un suculento contrato que supondría la creación de los hornos de incineración instalados en los campos de concentración de Belzec, Dachau, Mauthausen, Gusen así como grandes incineradores industriales, especialmente diseñados para el campo de concentración de Auschwitz. 

Todo ello para mayor gloria de Kurt Prüfer, el ingeniero celoso de su trabajo que supervisaba cada detalle de las edificaciones y verificaba su funcionamiento. El supervisor de Kurt Prüfer, Fritz Sander, registró la patente de un “horno de incineración de cadáveres en funcionamiento continuo para operaciones masivas” en noviembre de 1942, que, a diferencia de los hornos de mufla, estaba destinado a permitir la incineración de cadáveres sin interrupción. En 1942 la dirección de la empresa rechazó una solicitud de renuncia de Prüfer, en 1943 fue honrado con una carta de felicitación por sus 25 años de servicio.