La Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Madrid la reconoció en la última entrega de sus premios como la mejor startup del año. Su filosofía la definen así: “Lo importante no es la tecnología sino cómo la usemos para aportar valor a la sociedad” y esa ha sido su audacia, trasladar la tecnología 3D al campo de la manufactura.
Plásticos, metales y cerámicas son los tres materiales con los que trabajan y sus limitaciones las determinan el tamaño de los objetos, la definición que se persiga y el espesor de las paredes, dado que construyen por capas.
Servicio multisectorial
El espectro que abarcan es amplio. Ofrecen servicios a los sectores de ingeniería aeronáutica y espacial, arquitectura, medicina, educación, joyería, cultura y patrimonio. Es decir que tanto pueden fabricar una pulsera en oro de 18k como hacer la réplica de un cráneo determinado para que el cirujano ensaye la intervención en la que tendrá que poner 8 tornillos antes de efectuarla. Lo único que tendrá que hacer el cliente es presentar un boceto del diseño en 3D que, en caso de no saber o no disponer del programa informático necesario, adapta Imdimo3D.
Exclusividad
También son muchas las ventajas que esgrimen de cara al cliente. En primer lugar la innovación que pueden incorporar las empresas como valor añadido. Importante ahorro en tiempo y reducción de costes sería la siguiente, tanto en la fase de diseño con la ejecución de prototipos como en la fabricación, capaz de ceñirse a la demanda. Sin embargo, el verdadero potencial de la impresión 3D es la personalización absoluta de los productos, muy por encima de mecanizados tradicionales con los que dicen no querer competir. Su nicho está en desarrollar proyectos que no serían posibles ni rentables con los métodos convencionales.
Marca blanca
Saúl García, antiguo desarrollador de software empresarial de gestión, y José Luis Corral, experto en la industria de diseño y animación 3D, son los socios fundadores. Tras dos años de investigación y aprendizaje iniciaron la andadura empresarial hace escasos meses. No llevan mal ritmo, una media de 4-5 contratos diarios, pero no es suficiente para otorgar tracción al proyecto. Se han asociado con un importante partner europeo para el que fabrican como marca blanca a cambio de adquirir know-how y disponer de su parque científico y tecnológico al que sería imposible acceder de otra manera teniendo en cuenta que una impresora 3D para servicios puede alcanzar el precio de 60.000€ en el mercado y que la inversión desembolsada por los socios hasta ahora es de 30.000€.
Segunda línea
Preparan, asimismo, una línea de negocio alternativa para obtener recursos. Basada en un e-commerce convencional ultiman los preparativos de su página web para vender productos propios personalizados. Se enmarcan dentro de artículos de consumo y entretenimiento personalizados para la que han diseñado ya, entre otros, gemelos para camisa, un bolso puzzle o mamparas personalizadas para lámparas.
Para desenvolverse con mayor soltura están inmersos en el programa de la aceleradora Prisa Inn Lab y no descartan recurrir a una ronda de financiación u otras vías para crecer, “que es lo que ahora toca”.