No dudan en reconocer que son una empresa un tanto atípica dentro del sector de las biotech. “Tradicionalmente, el fundador suele ser un científico; en nuestro caso, los fundadores habíamos trabajado como directores comerciales en multinacionales del sector. Aunque tenemos base formativa de ciencias nunca hemos trabajado en un laboratorio, pero teníamos muy claro qué queríamos vender, a quién y cómo venderlo”, afirma Alfonso Hidalgo, socio, junto a José María Borrás, en Infinitec Activos, especializada en el desarrollo e innovación de ingredientes activos avanzados para la industria cosmética.
Dicho y hecho, se lanzaron al mercado, con un préstamo y recursos propios de 120.000 euros. Lo único que no tenían claro era cómo hacer lo que querían vender, pero sí sabían a quién podían recurrir. “Nos pusimos en contacto con un grupo de investigación de la Universidad de Barcelona, un grupo de química combinatoria y de química de péptidos, liderado por el profesor Fernando Albericio. Fue a partir de ahí cuando empezamos a liderar los primeros productos. Es atípico porque, normalmente, este tipo de empresas suele tener resuelto el problema al revés: saben lo que quieren hacer y cómo hacerlo, pero no venderlo ni tienen el mercado”.
Su ‘core business’ está centrado en los péptidos: “Pequeñas proteínas que tienen la capacidad de modular o de interelacionar con ciertos receptores a nivel celular que son los que después darán ciertas órdenes para se produzca, por ejemplo, más colágeno y se reduzcan las arrugas, o para que haya más hidratación, etc. Queríamos hacer eso y que fuera un producto de alto valor añadido, que realmente enganchara al cliente por la historia científica que hay detrás. Hasta ahora este modelo de negocio nos ha funcionado muy bien”.
Cuando empezaron el 100% de la I+D la tenían externalizada a través de esa colaboración científica. “Actualmente, el 70% la hacemos nosotros internamente, y mantenemos un 30% con colaboraciones externas a nivel de universidad, parques científicos, etc. Para nosotros, es un catalizador que nos permite que nuestros profesionales no se duerman, porque si la gente de fuera nos da más servicio que la gente de dentro es que algo va mal; y eso también nos permite que el nivel científico siempre esté alto, al día y en alerta. En nuestras experiencias laborales previas, hemos vivido casos en los que contábamos con científicos brillantes, pero por falta de contacto con universidades y parques científicos, sus conocimientos estaban obsoletos. La ciencia avanza muy rápidamente y por eso una buena estrategia es estar en contacto con todos aquellos profesionales e instituciones donde se investiga. Y el parque científico de Barcelona, donde estamos, es el entorno perfecto”.
Con una previsión de llegar a los dos millones de euros este año y a los tres en 2012, tienen 44 distribuidores repartidos por todo el mundo. El 70% de sus ventas viene de la exportación. “Por nuestra filosofía de empresa, tenemos la capacidad de generar productos innovadores, a partir de nuevas ideas, de una forma mucho más rápida que una multinacional. Grandes compañías contactan con nosotros para que les hagamos productos a medida, que sean específicos y exclusivos para ellas. Y eso es así porque esas empresas se sienten más cómodas trabajando con empresas más pequeñas que tienen una gestión dinámica”.
Desde hace medio año, tienen presencia física en EEUU: “Estoy viviendo a caballo entre España y aquel país, porque el crecimiento que queremos darle a la empresa pasa por estar en ese mercado con gran fuerza. Además, también estamos trabajando con otros principios activos de origen natural”.