La idea de Ledmotiv surgió cuando en 2009 un grupo del IREC (Institut de Recerca en Energia de Catalunya) que trabajaba en células fotovoltaicas le plantearon a Josep Carreras cómo conseguir una fuente de luz artificial para probar en el laboratorio la eficiencia de sus futuros paneles solares. Empezó a trabajar en la creación de una luz solar artificial combinando diferentes ledes que había en el mercado y a raíz de ese proyecto, Carreras se planteó la posibilidad de conseguir una iluminación para espacios interiores que reprodujera fielmente la luz natural exterior. Dos años más tarde tenían el primer porototipo y se constituyeron como empresa para lanzar su tecnología al mercado.
“Hemos desarrollado un concepto que se adapta a las necesidades de los usuarios, ya sea con el objetivo de minimizar el consumo energético, priorizar unas condiciones de iluminación particulares e incluso copiar ambientes lumínicos pre-grabados o descargados de Internet (una puesta de sol, la luz de una vela, espectros de interés terapéutico…), cubriendo un amplio rango de aplicaciones. A día de hoy no existe una tecnología en el mercado que incluya lectura y reproducción espectral, por lo que pensamos que el concepto puede llegar a revolucionar el sector de la iluminación”, explica Carreras.
Su negocio no consiste en el diseño y fabricación de lámparas, si no en el desarrollo tecnológico de las fuentes de luz y su software de control, de forma que puedan ser integradas por otros fabricantes. Ellos son sus principales clientes, aunque también disponen de una pequeña gama de productos terminados para centros de investigación o universidades. La puesta en marcha fue posible gracias a que el proyecto fue finalista del Fondo de Emprendedores de la Fundación Repsol, que les supuso una entrada de 270.000 euros.
Como a cualquier startup, uno de sus principales problemas fue darse a conocer. Para ello han llevado a cabo una serie de acciones a través de proyectos piloto para conseguir visibilidad. De hecho uno de estos acuerdos ha sido ni más ni menos que con la National Gallery de Londres, en el marco de la exposición Making Colour. “Estos clientes tienen una necesidad que hasta ahora no habían sido capaces de resolver bien, están dispuestos a probar productos innovadores y son influyentes, dado que son entidades con visibilidad y capacidad de prescripción. Se trata de probar en el mercado con el prototipo como prueba-piloto y verificarlo antes de lanzarnos a su industrialización”, cuenta Carreras.
Siguen mejorando sus productos e investigando con la tecnología, aunque ya han realizado sus primeras ventas en el mercado de la investigación y la salud. Preveen una facturación de unos 100.000 euros en 2014, aunque esperan un cambio de paradigma en cómo las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) interaccionarán con los sistemas de iluminación, lo que les haría experimentar un gran crecimiento a medio plazo.