Dice Vicente Nadal que de haber sabido que tenía el síndrome de Asperger desde luego no hubiera realizado fotografía de bodas porque había momentos en los que lo pasaba muy mal. No le gusta que le comparen con el personaje de Sheldon Cooper (‘The Big Bang Theory’) pese a que ve algunos rasgos con los que se identifica, como la manía por el orden o la ansiedad ante situaciones nuevas. Fue la visión de una película de dibujos animados la que le puso en alerta sobre su condición. “Era como yo. Fui al psiquiatra y sí, me diagnosticaron síndrome de Asperger en el grado más alto. La noticia para mí fue una liberación. Era la respuesta a lo que hasta entonces había vivido como una pesadilla kafkiana. Reinterpreté toda mi vida y entendí que ese comportamiento peculiar se debe solo a que mi cerebro funciona de manera diferente”.
Todo esto lo supo Vicente Nadal a la edad de 54 años. El diagnóstico le ayudó a comprender muchas cosas, como su interpretación literal del lenguaje, sus estados de ansiedad o las obsesiones que le costaba gestionar. Pero también le ayudó a adaptar su vida a esa nueva realidad, a buscar los beneficios y a armarse de herramientas para gestionar esa alteración neurobiológica cuyos síntomas combate con medicación. Gracias a eso dice que ha vuelto a nacer y ha logrado superar gran parte de sus limitaciones.
Su condición explica claramente por qué el mundo de internet y las redes sociales fueron una gran revelación. “Para mí descubrir Twitter fue genial. Eso de poder expresarme a través de una pantalla, sin sentirme expuesto a la mirada de otros ni ser juzgado me pareció fantástico” De esta forma Vicente Nadal sumó a su antigua pasión por la fotografía una nueva afición, la del marketing digital que, con el tiempo, derivaría en lo que hoy es su academia online: marketing para fotógrafos.
El hecho de decantarse por la enseñanza en lugar de realizar servicios para terceros se debe a que es en la primera donde radica su fortaleza. “Es que los autistas retenemos los conceptos a modo de imágenes y no de modo abstracto, de forma que todas mis explicaciones son con ejemplos gráficos. Eso explica por qué siempre me han dicho que pongo ejemplos fáciles de entender. Esto me viene muy bien para el negocio”.
El salto a la mentalidad de empresario
Así es como Vicente Nadal se ha convertido en un referente dentro del marketing para fotógrafos gracias a su blog, su participación en redes sociales, sus charlas y los cursos que imparte por internet con los que persigue poner en valor el trabajo de estos profesionales.
“El problema que veo es que este colectivo está minusvalorado, pero gran parte de culpa la tienen los mismos compañeros que carecen de una visión de negocio. Parece que con ser artistas, vale. No siguen una estrategia de empresa, no analizan las estadísticas, no saben venderse, no saben rentabilizar una inversión, no se atreven a cobrar por el valor real de su trabajo…Yo procuro mentalizarlos como empresarios, a que ambicionen el crecimiento, a crear estrategias que les haga visibles en el online y ganen clientes en el offline, a que sepan a diferenciarse de la competencia… Les digo que, aunque su trabajo sea el de un artista, el negocio se lo tienen que plantear como si fueran dentistas y que igual les iría mejor si le robasen algunas horas al arte para dedicarlas a la gestión y a la toma de decisiones enfocadas a la rentabilidad”.
Cree que todo ello es necesario para dignificar a los profesionales de la fotografía y recuperar un sector que viene de una doble crisis, “la primera, la de la digitalización y la eliminación de barreras de entrada para ejercer la profesión, y la segunda la que nos afectó a todos. La consecuencia es que muchos abandonaron el ejercicio y los que se mantuvieron fue entrando en una guerra de precios. En esa mentalidad siguen”.
Aún así Nadal está convencido de que la fotografía, como oficio, tiene futuro siempre y cuando aprendan sus profesionales a mutar con los tiempos y a comportarse como empresarios. “El arte no va a desaparecer, cambiará, como lo hace todo. Pero deben concienciarse de que lo que marca la diferencia entre un fotógrafo y otro es, además de la creatividad y la originalidad, ser mejor o peor empresario y eso no tiene nada que ver con hacer fotos”.
Ya a título personal dice que a él le gustaría convertirse en referente global dentro del marketing para fotógrafos. Igual más por vanidad que por “ser feliz” o por dinero. “Como a mí lo que me produce ansiedad es la incertidumbre, para sentirme tranquilo me vale con saber que no voy a necesitar dinero el día de maña. En cambio, soy feliz con las pequeñas cosas cotidianas de la vida”, dice. Lo otro que quiere es ser ejemplo para los diagnosticados dentro del Trastorno del Espectro Autista (TEA) y para aquellos padres que lo viven con cierto desconocimiento y dramatismo de que “cualquier TEA puede tener una vida plena si se adapta a sus habilidades”