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29 May, 2023

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¡Un negocio muy original! Comer como un rey a base de excedentes

Han desarrollado un aplicación que pone en contacto a clientes con establecimientos de manera que, los primeros, pueden comer a diario en su casa de grandes restaurantes, mientras que los segundos pueden deshacerse de los excedentes diarios.

¡Un negocio muy original! Comer como un rey a base de excedentes

En pocos meses Ni las migas ha conseguido reunir, solo en Madrid, 47 establecimientos y 4.600 usuarios (llamados en este caso migueros). Claro que no todos son activos, pero están convencidos de que el proyecto crecerá a escala, como sucedió con la solución que les inspiró la idea cuando los 4 fundadores de esta startup residían en Copenhague (Dinamarca).

Ni las migas nace con el propósito de reducir el impacto del desperdicio alimentario, 7 millones de toneladas anuales. Para ello han desarrollado una aplicación que permite a los establecimientos publicar la venta de los excedentes diarios y a los consumidores comprarlos a mitad de precio, con el compromiso de ir a retirarlos. A cambio, ellos reciben una comisión que corre a cargo de los negocios. Restaurantes, fruterías, panaderías o supermercados ecológicos figuran entre el tipo de establecimientos que se registran bajo la premisa de suministrar siempre productos alimenticios perecederos. No entran en supervisar el estado de los productos porque todos ellos proceden de negocios autorizados con las correspondientes inspecciones sanitarias.

En cuanto al tipo de consumidor, Pablo Rodríguez de Castro, uno de los fundadores, habla de personas jóvenes y con concienciación medioambiental, pero confían en abrir el abanico a familias y personas en situación desfavorecida. “Es cuestión de que nos conozcan”, dice. Para ello persiguen inversores que les ayuden a dar el salto al crecimiento. El dinero que obtengan quieren destinarlo a la contratación de otros perfiles, acordes a la nueva fase de la empresa, algo necesario teniendo en cuenta que los 4 impulsores del proyecto son ingenieros.

Pretenden, asimismo, facilitar el servicio proponiendo el reparto a través de Glovo y conseguir precios aún más baratos para los usuarios conforme a volumen de compra. En principio, restringen su ámbito de actuación a Madrid, pero la idea es ir implantándose en el resto de las grandes y medianas ciudades españolas. “Y luego, más adelante, por qué no, saltar el charco”, dice Pablo Rodríguez.

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