A estas alturas ya poco queda que inventar. Lo que sí funciona es reinventar, coger algo y darle una vuelta de tuerca. Ese fue el punto de partida de Nacho Escobar y Félix Lozano cuando se pusieron en marcha para sacar adelante Futboling, un futbolín de los de toda la vida al que le han añadido Internet para que realice más funciones. “Te inscribes con tu número de teléfono y un código pin, de forma que cada vez que juegas, se registra un historial de las partidas en la nube con información sobre los jugadores, su avatar, etc. Se mantiene la esencia y la diversión del juego, pero le aporta más universalidad”, explica Escobar.
Este proyecto parte también de unas premisas de responsabilidad económica y social. Está desarrollado y fabricado al 100% en España. “Si lo fabricásemos en Asia probablemente ahorraríamos muchísimo dinero, pero tanto yo como el resto del equipo nos queremos retirar en España, así que nos parece más lógico y más justo que todo el proceso de producción y el trabajo y la riqueza que generan se lleve a cabo aquí”, asegura Escobar.
La responsabilidad social implica que un tercio de cada euro que cuesta una partida irá donado a la ONG que el jugador decida antes de empezar y otro tercio estará destinado a la Fundación Fun for a better world, una organización impulsada por ellos mismos dirigida a discapacitados. Estas personas realizarán tareas de mantenimiento y asistencia tecnica de las máquinas de Futboling. El tercio de euro restante será para el local en el que esté ubicada la máquina. De nuevo, sería más rentable no hacer nada de esto, pero como reconoce su fundador “las empresas del futuro deben ir más allá de la búsqueda exclusivamente del beneficio, ya ha quedado demostrado que eso no funciona y pensamos que el caractrer social debe formar parte de una manera u otra del mundo empresarial”.
Aún así, tiene que haber modelo de negocio, si no no podría funcionar. Apuestan por patrocinios en las máquinas –los prototipos de su presentación llevaban publicidad en las pantallas integradas, donde aparecen los avatares de los jugadores, el resultado, etc–, aunque no descartan otras posibilidades de cara al futuro, ya que hasta 2013 de momento estarán en fase de pruebas con las máquinas ubicadas principalmente en universidades. La empresa ha contado con la financiación de Isabel Mateos, Isabel Carbajal y Amparo Carbajal, tres mujeres extremeñas que creyeron en el proyecto y decidieron invertir de forma particular.