Rafael Jordá fue un apasionado de la ciencia desde niño. Cuando todavía estaba en la universidad, una fotografía hecha de modo amateur con amigos, pero que se parecía sorprendentemente a las de la Estación Espacial Internacional, le hizo soñar con un futuro en la aeronáutica. Pero lo que no imaginaba es que, solo unos pocos años después, se encontraría dirigiendo una de las empresas más punteras y prometedoras del sector, desde la que “democratiza el espacio”, como se enorgullece de decir.
En la carrera de éxitos de este joven emprendedor, la formación tuvo un papel fundamental. Se decantó por la carrera de Ingeniería Aeronáutica porque quería que la curiosidad que siempre había demostrado –desde que devoraba las revistas de National Geographic de sus padres– se materializase en proyectos concretos “que mejorasen la vida del máximo de personas posible”.
Mientras terminaba sus estudios universitarios, tuvo sus primeras experiencias profesionales en algunas de las startups del sector espacial en España. Con Airbus le surgió la oportunidad de cursar el Aerospace MBA de la Escuela de Organización Industrial (EOI), en el que amplió sus conocimientos técnicos y los enriqueció con una formación empresarial que le aportó una visión más global del sector. Gracias a esa nueva perspectiva, recién terminado el curso en 2015 y con solo 25 años, se armó de valor y se trasladó a Londres para fundar Open Cosmos.
La filosofía de esta nueva empresa es la que Rafael perseguía desde hace tiempo: la de abaratar y hacer más accesible el mundo de los satélites y las misiones espaciales. Este camino no tardó en darle sus primeros triunfos: en uno de sus primeros trabajos, consiguieron desarrollar un satélite en solo seis meses en el marco de un proyecto para la Comisión Europea. Esto les ayudó a hacerse un nombre en el sector, y les abrió la puerta a los grandes contratos con la Agencia Espacial Europea y el Gobierno británico.
La clave, abaratar los costes y agilizar los procesos
Ahora, Open Cosmos tiene más de 50 empleados de 17 nacionalidades distintas, un equipo que se ha especializado en la puesta en órbita de nanosatélites que, como explica Rafael, tienen el tamaño aproximado de una caja de zapatos o un microondas, y no pesan más de 12 kilos. Los fabrican de forma estandarizada, más rápida y económica (todo el proceso de construcción, lanzamiento y operaciones lleva de 1 a 5 millones de euros) que los satélites tradicionales del tamaño de un autobús, con sus varios años de construcción y sus multimillonarios costes.
Iniciativas como estas están revolucionando el sector, en lo que se denomina como “New Space”, aunque Jordá prefiere llamarlo “Open Space”, el concepto de un espacio abierto, donde se vislumbran grandes inversiones, desarrollo tecnológico y capacidad de generación de empleo en un futuro cercano.
Este exalumno de EOI asegura que el Aerospace MBA le ayudó en gran medida a tener las herramientas para poder idear, definir y comunicar el modelo de negocio de lo que ha llegado a ser hoy Open Cosmos. Además, contribuyó a estructurar los conocimientos que había ido adquiriendo “sobre la marcha” en los proyectos en los que había trabajado antes de hacer el MBA.
Además, para el despegue de su empresa fueron fundamentales los angel investors en sus primeros momentos, y fruto de su paso por la Escuela de Organización Industrial, la de mayor recorrido en España con más de 142.000 antiguos alumnos, fue como conoció a uno de sus primeros inversores, que le presentó un profesor al que recuerda “con cariño porque creyó muchísimo en mí”.
Gracias al programa Green&Tech Talent, con el que EOI quiere impulsar la formación en los retos del futuro, como la sostenibilidad y la digitalización, las matrículas de los programas tienen hasta un 30 % de descuento.