Medicina preventiva, nuevos formatos digitales, medioambiente, impresión 3D, el concepto de kilómetro cero… mira esta selección de líneas de negocio generadas por la crisis:
Es una obviedad, pero hay que decirlo: con las crisis hay oportunidades. Cuando se destruyen cosas se crean otras nuevas, la cuestión es cuáles. Uno de los primeros estudios que se han realizado durante el confinamiento, El impacto del coronavirus en estados de ánimo, hábitos y consumo, elaborado por el profesor Pablo Contreras, de EAE Business School, nos da algunas pistas. Hay incertidumbre sobre la conservación del trabajo y la pérdida del poder adquisitivo, dos variables que inciden en el hecho de que 75% de los encuestados asegure que va a reducir su nivel de consumo en los meses posteriores al confinamiento. Pero no lo harán por igual con todos los productos. Los más afectados serán los segmentos premium y de lujo, en los que invertirá menos el 80% de los encuestados. Y el presupuesto vacacional (70%). “Está por ver en qué se traducirá el descenso del presupuesto vacacional, si en no hacer vacaciones, en hacerlas más cortas, más modestas o por España en lugar de marchar al extranjero”, puntualiza Pablo Contreras.
Se va a reducir también el presupuesto en actividades de ocio y en salir a comer o cenar, o así lo afirman el 65% de los encuestados. ¿Qué artículos se sacrifican menos en esta situación de incertidumbre? La primera de la lista es la alimentación saludable: invertirán menos en ella un 32,1% de encuestados, mientras un 60,6% afirma que lo mantendrá y un 7,3% que lo aumentará. Y la segunda, las actividades deportivas, que permanecen entre las prioridades de los consumidores: un 40% disminuirá sus gastos en este servicio, pero un 56% lo mantendrá.
Según este estudio, hay un sentimiento predominante de incertidumbre en el 64,3% de los encuestados, pero los españoles mantienen su optimismo, por encima de sentimientos como la tristeza o el miedo. “La incertidumbre es el estado de ánimo más contrario al consumo, invita a la prudencia en el gasto, especialmente en compras de envergadura. También sugiere un comprador más racional, menos impulsivo y que mirará más el precio”, apunta el autor del estudio.
Las necesidades por cubrir con los cambios
Eso por el lado de la intención de compra del consumidor. Pero hay otra realidad incuestionable y es que esta crisis ha obligado a consumidores y a empresas a cambiar por completo su forma de disfrutar y trabajar. Hemos asistido en un mes a la digitalización brutal de muchas actividades que hasta ahora se consumían con más modestia: compra online de la cesta de la compra, formación online de todo tipo de materias, incluso gimnasia y yoga, juegos… Y en el lado de las empresas, el teletrabajo y la atención al cliente online han disparado negocios como la firma digital (Signaturit, por ejemplo, especializada en esta actividad, ha crecido un 198% en nuevos clientes), los emails certificados, la gestión de documentación y trabajo en línea, la atención al cliente, los pagos… Así las cosas, todo lo que ayude a la digitalización de las empresas, grandes y pequeñas, es ahora mismo una gran oportunidad de negocio. Incluso la digitalización de eventos, ferias y otras actividades que por congregar a muchas personas han quedado ahora mismo relegadas por tiempo indefinido.
De hecho, entre las pocas empresas que hemos visto que se han creado durante la crisis (muchas sí han lanzado nuevas líneas de negocio o han pivotado para ayudar en la crisis o para sobrevivir al parón), nos hemos encontrado con Conciertoencasa.com y Entretenemos.com. Negocios que antes de todo esto habrían pasado bastante desapercibidos. En un país como España, donde a la gente le encanta juntarse con otros parecerían negocios residuales y hoy pueden congregar a muchas personas que añoran ese tipo de encuentros. También hemos visto nacer negocios relacionados con la comida de calidad servida a domicilio a través de las plataformas Uber Eats, Just Eat, Glovo y Deliveroo: InMotionFood.
Por cierto que los deliveries han estado ahí en la crisis y van a seguir creciendo. Tanto, que grandes firmas como Coca-Cola o Bimbo se plantean vender directamente a través de ellos. “Las marcas de comidas y bebidas vienen de un estadio de poca digitalización, acostumbradas a trabajar con la venta presencial, y con poco conocimiento de sus consumidores finales. El esfuerzo va a ser titánico para ellos, pero vamos a ver cómo muchas marcas van a moverse a canales de venta directa online, a través de la digitalización. En el pasado, las grandes marcas han centrado sus esfuerzos de digitalización en la comunicación, el front office, pero ahora van a invertir en reforzar los canales de distribución y ventas. Coca-cola y Bimbo lo están haciendo. Es un salto cualitativo y cuantitativo fortísimo pero van a construir un ecosistema digital que ya va a estar preparado para el futuro, porque lo que viene va a ser diferente a lo que conocíamos. Todo va a ser mucho más digital”, explica David Espeso, Global Lead Business Strategy & Client Success, Innovation Leader de Findasense, sobre la estrategia digital de algunos de sus clientes. También dice que la forma en la que estos gigantes puedan dirigir su oferta al consumidor final no está tan clara. “En los pilotos que se han hecho en Latinoamérica, van por el reparto con marcas de delivery, pero también se están probando otras alternativas. Es el modelo D2C, direct to consumer”.
Sin ninguna duda, “las tiendas online, el ecommerce, salen muy reforzados con esta situación. Estamos perdiendo muchos miedos a comprar productos online, me refiero también a productos básicos. Productos de la lista de la compra semanal. Antes de todo esto estábamos en cifras muy bajas”, comenta Paco Lorente, Profesor en ESIC Business School y Director Creativo en Sinaia Marketing. Y quien dice productos básicos, dice servicios básicos con un valor añadido, como Telelavo, tintorerías a domicilio que te lavan, planchas y repasan las costuras.
Aquí las oportunidades están mayoritariamente en la digitalización de los comercios de barrio, puesto que la mayoría vive todavía de espaldas a la venta online, pero también en todo tipo de soluciones para facilitar la venta de los grandes, como herramientas de realidad aumentada para probarse ropa y cosmética, etc. También, en gamificar la experiencia de compra con juegos interactivos que permitan ganar puntos y descuentos como LazGame, que ayudan a fidelizar a los clientes. O herramientas que ayuden a realizar recomendaciones personalizadas y chatbots para mejorar la experiencia de compra.
La crisis nos ha obligado también a cerrar fronteras y a reaprender a marchas forzadas a transformar industrias y producir productos de primera necesidad, incluso desde casa, con los movimientos makers de voluntarios por todo el país. Del lado de la oportunidad, eso significa, primero, aprovechar para impulsar negocios basados en la cercanía y el made in Spain, por eso de que el sentimiento de que ha sido nuestra industria y no el comprar fuera lo que nos ha salvado. Y porque el cierre de fronteras ha hecho conscientes a muchas industrias de cómo se les complica la historia cuando tienen a sus principales proveedores muy lejos. De ahí se deriva la segunda oportunidad: aprovechar para desarrollar el concepto de Impresión 3D, tan útil en los momentos difíciles y que se pueden convertir en un apoyo sustancial para nuevas industrias que operen aquí o algunas que decidan volver con toda o parte de su producción. Todo lo que ayude a garantizar el aprovisionamiento de la industria en un mundo menos globalizado y con más barreras arancelarias encontrará su hueco en el mercado. Y tercero, negocios relacionados con el concepto de kilómetro cero; para evitar emisiones al medio ambiente. Sin duda, “el consumidor post crisis es un consumidor más preocupado por el entorno social que le rodea. Y, por ende, más consciente del cambio climático. Porque está claro que estos meses atrás hemos hablado de esto, pero ahora nos vamos a preocupar mucho más por el planeta en el que vivimos, por hacer el mundo más sostenible, porque es también fundamental para que estemos en un estado confortable de alguna forma”, comenta Paco Lorente.
El miedo al contagio ha impulsado también “el uso de la tarjeta de crédito, con lo cual estamos viviendo el último empujón a los nuevos formatos de pagos digitales y decir casi adiós al dinero en metálico”, apunta Lorente.
Esta crisis nos ha enseñado también que nuestra sociedad del bienestar es vulnerable. Y que nos pueden suceder cosas repentinas que lo trastoquen todo. Hay buenas razones para pensar, que esa consciencia va a impulsar la medicina preventiva: detectar y evitar pandemias similares. En los próximos meses, las empresas de desinfección de materiales, producción de materiales médicos, ropa antivirus, investigación en I+D para encontrar vacunas, tecnología que ayude a analizar cómo actúan los contagios, cómo se replican los virus, etc. van a trabajar a marchas forzadas hasta que todo vuelva a la normalidad. Pero su actividad no va a cesar después. Es una necesidad que ha venido para quedarse.