Hasta ahora se ha vendido al mercado infantil un concepto de personalización prefabricado: las niñas y los niños podían elegir, pero siempre dentro de unos parámetros muy concretos (y muy controlados desde el punto de vista comercial e industrial): sobre unos modelos se podían variar aspectos como los colores, algunas piezas… Y ya está. Pues ahora FAO Schwartz, la mayor juguetería del mundo, fabrica los peluches que los niños dibujan. Tal cual. Sin moldes a los que ajustarse.
Peluches cien por cien personalizados