Según el último Boeing Market Study se estima que serán necesarios en los próximos 5 años 450.000 nuevos pilotos en el mundo, debido a la llegada de nuevos aviones fruto de la expansión de aerolíneas y por la jubilación de pilotos en activo. La previsión es que Asia y Oriente Medio precisen un total de 200.000 nuevos pilotos en estos años. De todos ellos, unos 40.000 encontrarán un hueco en alguna aerolínia de China, que actualmente lidera la compra de aviones tanto al fabricante estadounidense como a la europea Airbus.
Mientras tanto el presente para los pilotos en España es muy distinto. En 2014 el número de comandantes con empleo en compañías aereas españolas apenas supera el 30% y en los últimos años han visto cómo se reducían sus ingresos poco a poco hasta más de un 40% en muchos casos. Como ha ocurrido en otros sectores, muchos de los afectados han decidido hacer las maletas y buscar trabajo en otro lugar.
Fue el caso de Alejandro Ponce, que tras acogerse al último ERE de Spanair y analizar el mercado internacional se fue a China donde le contrataron en Spring Airlines. Al ver que su situación cada vez era más común decidió crear una agencia en Hong Kong con el objetivo de colocar a pilotos españoles en aerolíneas del gigante asiático junto con José Jiménez, también piloto en excedencia de la compañía Vueling. “Hay tanta demanda de trabajo en las siete principales compañías aéreas que no tienen tiempo de formar pilotos suficientes para asumir todas las rutas nuevas”, afirma Ponce.
Con esas principales aerolíneas chinas como clientes, su modelo consiste en llevarse una comisión por cada contratación de forma que a los pilotos no les cueste nada. Aunque su negocio no acaba aquí. “Estamos desarrollando un sistema que va conectar la producción de una aerolínea (planificación de vuelo, personal de cabina, mantenimiento y atención al cliente) con la gestión de la misma. Eso incluirá un módulo de ahorro de combustible parecido al análisis que hacen en la F1 de sus pilotos y técnica de conducción. Pretendemos lanzarlo a finales de 2015, y podría significar ahorrar millones de dólares a las aerolíneas y reducir las emisiones de CO2”, explica Jiménez.
No todo ha sido llegar y besar el santo, ya que estos emprendedores también aseguran que no es fácil desenvolverse en un país con una barrera cultural y lingüística tan grande, a lo que habría que sumar vender China a otros compañeros como destino de trabajo. Aún así con una inversión de unos 40.000 euros y con una amplia red de contactos esperan facturar más de 200.000 euros en 2014.