Szilvia Endrényi y Manuel Luque se conocieron por casualidad durante un curso intensivo de Innovación en Salud impartido por Harvard Medical School. Aquí descubrieron que, a pesar de tener perfiles tan diferentes –ella, economista y él, enfermero– compartían los mismos valores y entusiasmo, y con esa mezcla, lograban generar ideas con gran potencial.
Manuel había inventado años atrás una sonda urinaria innovadora que podría mejorar las condiciones de pacientes y sanitarios dentro de un sistema que sigue utilizando productos obsoletos –la sonda urinaria que se utiliza hoy en todo en mundo se inventó hace 90 años–. El nuevo invento significaría evitar las frecuentes infecciones que produce el uso de este catéter o tener que vivir enganchados a una bolsa continuamente. Y además, supondría la mejora en la eficiencia y seguridad para el personal sanitario.
“Manuel la ideó a partir de su experiencia en diferentes países y hospitales. Vio que en todos los sitios en que le tocaba trabajar, el proceso de sondaje en sí y las sondas mismas, generaban serios problemas tanto para profesionales como para pacientes, y no encontraba ninguna solución en el mercado que pudiese acabar con ellos”, cuenta Szilvia Endrényi.
Así nació T-Control, nombre que dieron a la innovadora sonda y fundaron Rethink Medical en 2014.
Un problema real, pero ignorado
A pesar de resultar una idea revolucionaria y de los beneficios que podría conllevar su uso, las dificultades que han tenido para sacarla adelante han sido abismales. Solo la perseverancia y la fe en el producto de estos dos emprendedores, hizo posible que el proyecto haya prosperado con éxito.
“Al ser un proyecto que se puso en marcha como una iniciativa privada, sin respaldo institucional, tuvimos la fortuna de encontrarnos con todo el abanico de problemas posibles que pueden surgir. Resulta obvio que de estas dificultades aprendimos mucho, pero también hay que admitir que el sufrimiento, a menudo nos generó dudas sobre si valía la pena persistir”, explica Endrényi.
La sonda urinaria que se utiliza hoy en todo en mundo, ya obsoleta, se inventó hace 90 años y provoca numerosos problemas para pacientes y personal sanitario.
Primero tuvieron que afrontar una seria cuestión de credibilidad, al plantear una solución para problemas que no eran evidentes para todo el mundo. “Poco a poco, hemos conseguido demostrar que estábamos hablando de problemas reales, frecuentes, que afectan el día a día de cualquier enfermero y cuya falta de abordaje produce consecuencias graves. También conseguimos demostrar que nuestra idea podría mejorar significativamente la situación, con bastante facilidad”, narra la fundadora de Rethink Medical.
Hoy en día, ya cuentan con un potente consorcio internacional que les apoya, además de partners y proveedores que colaboran con el proyecto.
“Poco a poco, hemos conseguido demostrar que estábamos hablando de problemas reales, frecuentes, que afectan el día a día de cualquier enfermero”.
Szilvia Endrényi
El segundo escollo a resolver fue la financiación: “Empezar desde cero es durísimo. No solo tienes que sacrificar recursos económicos propios, sino también tu tiempo libre, que a menudo vale más que cualquier otra cosa. Teníamos que compaginar nuestros trabajos convencionales con nuestra labor en Rethink Medical: Manuel trabajando como enfermero en urgencias y yo misma trabajando en el sector farmacéutico. Este enorme compromiso y sacrificio, año tras año, ya ha traído sus frutos, y aunque muchos lo creyeron imposible, hoy contamos con un equipo completo empujando el proyecto”, apunta Szilvia.
La emprendedora señala también que la validación de este tipo de productos es muy cara: “Al ser un producto insertable, ni siquiera tenemos la posibilidad de lanzar un producto mínimamente viable, como puede pasar en otros productos con menor riesgo. Eso nos ha forzado a una continua búsqueda por la perfección”.
Los inversores no se fijan en los productos tangibles
Después de varios años, han conseguido obtener fondos privados con la ayuda de pequeños inversores y también el apoyo económico público, en especial a nivel europeo.
No obstante, encontrar financiación para dar continuidad a sus actividades a medio-largo plazo es una lucha constante, asegura Endrényi: “Tenemos la sensación de que los productos tangibles y de enfermería reciben mucha menos atención de los posibles inversores, si los comparamos con productos más de moda, como podrían ser soluciones de inteligencia artificial, softwares, wearables, apps… a pesar del hecho de que el valor aportado por las propuestas de los productos físicos suele ser mayor y más fácilmente medible”.
La ayuda de ENISA fue crucial para ganar un poco más de músculo financiero y poder planificar mejor nuestras actividades. También nos sirvió para ampliar el equipo. Necesitábamos más manos y conocimiento específico, ya que tenemos muchísimas actividades de validación planificadas y en marcha.
Humanizar la sanidad y la salud
La fundadora de esta compañía es crítica con la falta de atención y dificultades a los que se ven expuestos productos como el suyo.
“Nadie duda de que el envejecimiento de la población, la problemática de las infecciones, la resistencia a los antibióticos o la seguridad y eficiencia de trabajo de los profesionales sanitarios –dificultades, todas ellas abordadas por nuestro producto– son un problema, pero a la hora de invertir, por alguna razón, cuesta muchísimo obtener fondos. Las contrariedades que intentamos resolver, además, son de carácter humano. Aportar soluciones vía softwares o algoritmos sería imposible”.
Szilvia Endrényi va más allá y recalca la necesidad de humanizar la salud y la atención sanitaria: “Estamos hablando de tener unas condiciones y un entorno óptimos, donde los profesionales sanitarios tengan todo a su alcance para atender a los pacientes de la mejor forma posible.
Si solo disponen de productos obsoletos, como podría ser el diseño de la sonda urinaria convencional, que se inventó hace 90 años, y procesos complicados imposibles de seguir con eficiencia, es muy difícil que se centren en el paciente que tienen delante”.
Conocer bien el terreno
Por fortuna –y su especialmente por la gran tenacidad de estos dos emprendedores–, los esfuerzos han dado frutos, desde obtener la patente a convertir el proyecto en una startup cada vez más reconocida a nivel internacional. El apoyo económico recibido a nivel europeo o local, así como la colaboración de prestigiosas instituciones de investigación, les han ayudado a posicionarse entre los mejores proyectos. También la participación en grandes congresos del sector les ha ayudado a despertar interés y reconocimiento.
“La clave de nuestro funcionamiento es el know-how tanto del entorno sanitario que conocemos a la perfección, gracias a la trayectoria de Manuel, como del entorno de negocio que conocemos en base de mi experiencia en el sector”, comenta Szilvia.
Cuando recuerda su trayectoria y dificultades, la experta expone su visión crítica sobre la idealización del emprendimiento: “El sacrificio demostrado por los emprendedores –hablo de aquellos que empiezan sin ningún tipo de apoyo– está muy infravalorado. Estamos inundados de consignas tales como que persigas tus sueños, suelta todo de la mano y lánzate al vacío, que son consejos muy peligrosos y superficiales que no comparto y que pueden ocasionar un desastre tanto para el emprendedor y su entorno como para el proyecto en sí”.
Menos salto al vacío y más planificación
En este sentido, se muestra más partidaria del bootstrapping que considera un modelo más eficiente que planifica a largo plazo y no solo se centra en la inmediatez. “Al contrario de lo que se nos quiere transmitir, es precisamente ese modelo el que demuestra más compromiso con el proyecto y responsabilidad con los fondos recibidos”, añade Endrényi.
“Estamos inundados de consignas tales como que persigas tus sueños, suelta todo de la mano y lánzate al vacío, que son consejos muy peligrosos tanto para el emprendedor y su entorno como para el proyecto en sí”.
Szilvia Endrényi
Trabajar en equipo ha sido otra de las claves para llegar a buen puerto, según la cofundadora de Rethink Medical: “Es imposible no pasar por bajones, y todo tipo de malas experiencias, si participas de un proyecto a tan largo plazo, y estos son los momentos cuando es imprescindible tener un cofundador disponible para dar un paso adelante tanto desde el punto de vista personal, como profesional”.
A partir de aquí, el principal reto que tienen de cara al futuro, según nos cuenta, es demostrar a mayor escala el valor aportado por T-Control. “Ya estamos trabajando en nuestro primer ensayo clínico, así como en la certificación del producto, que estoy segura nos aportarán grandes alegrías de las que iremos dando noticia”, concluye Szilvia Endrényi.