Ahí va una reivindicación 100% personal que se ha visto satisfecha : ¿por qué no podemos consumir roscones los 365 días del año? ¿Por qué no somos tan inteligentes como los italianos que tienen panetones más allá de las fiestas navideñas?
La idea se le ha ocurrido a un grupo de emprendedores madrileños que ha puesto en marcha La Rosconada (www.larosconada.es).
“ Reinterpretamos el concepto de roscón introduciendo en la masa diferentes tipos de sabores, dulces y salados, y vendiéndolos todo el año, tal y como un día ocurrió con el helado, que dejó de ser un producto de verano para pasar a ser degustado durante todo el año. Los roscones, que cuentan con diferentes variedades según la temporada sea de otoño, invierno, primavera o verano, además de las ediciones especiales, se elaboran de forma artesanal en el obrador, que también cuenta con un mirador show-cooking desde el cual se podrá observar desde el amasado hasta el horneado. Otra de las novedades es la creación de La Rosconada’s Holes, raciones individuales que emulan a los centros del roscón”, explica María Navascues, una de las emprendedoras que está detrás de este proyecto.