“Hasta entonces no sabía ni cómo se escribía la palabra business”, bromea esta emprendedora, que en 2004 lanzó su línea de cosmética natural SAAF (significa ‘puro’ en persa). “En realidad, todo comenzó como una afición, una extensión de mi estilo de vida natural y orgánico”, confiesa Hussain-Gambles. Sus cualificaciones como toxicóloga, farmacóloga y homeópata le ayudaron a conseguir una línea de productos sin alcohol, no genéticamente modificados o irradiados, sin ingredientes animales.
“La inversión inicial fue importante. Como media, el coste para conseguir la regulación EU Cosmetic Safety es de 12.000 euros, y gracias a que desarrollé todos los productos, sólo tuve que invertir en los costes legales, que financié con fondos propios”. En aquella época sus ingresos giraban en torno a los 25.000 euros, pero tras el relanzamiento y expansión el pasado mes de febrero, “las previsiones son de unos 125.000 euros el primer año”. Asesorada por un amigo, consiguió la certificación Halal (respetuosa con el islamismo), lo que le ha abierto las puertas a un mercado más amplio. “Para nosotros, el dinero no es lo más importante. Donamos el 10% de los beneficios y estamos comprometidos con el medio ambiente”, asegura.
