“Hay cuatro cosas que todo el mundo hace durante un día normal: comer, beber, dormir e ir al baño”, dice Almar Holtz, fundador de la cadena de aseos 2theloo, que ideó junto Eric Treurniet en 2009.
La idea de crear un producto que satisficiese una necesidad tan básica se le ocurrió a Treurniet durante un día de compras con su hija pequeña en Bélgica, en el que como otros muchos padres, tuvo que pasar un calvario para encontrar un servicio público al que poder llevar a la niña. Sobre esa historia, Holtz y Treurniet juntaron medio millón de euros para montar 2theloo, que ofrece aseos en lugares de gran afluencia de público con un alto estándar de higiene y diseño.
En realidad, parece más una tienda que un aseo, e incluso ofrece la posibilidad de adquirir productos de tocador o de tomarse un refrigerio. Con un diseño extremadamente cuidado, el cliente paga 50 céntimos de euro por el uso del servicio, que le son reembolsados a modo de token para comprar algo en la tienda, como estrategia inicial de marketing. No hay limitación de tiempo de uso y los cubículos son lo suficientemente espaciosos como para no tener que hacer malabares con bolsos, abrigos y compras a la hora de utilizarlos.
La idea de 2theloo es la de los antiguos restrooms: lugares placenteros en los que se hacen las necesidades y se pasa un tiempo para recargar fuerzas.
PUBLICIDAD GRATUITA
“No fue difícil darnos a conocer. Básicamente, somos la solución a un dilema que todo el mundo tiene y también he de decir que el cachondeo que evoca el producto en sí, nos ha dado mucha publicidad gratuita”, asegura Holzt, que espera facturar 20 millones este año y 50 en 2012.