Advertisement
01 Jun, 2023

Emprendedores Logo

×

La historia del ‘sintecho’ que se convirtió en emprendedor

El primer cliente de la organización fue él mismo. A ver si no, cómo, siendo un emprendedor sintecho iba Andrew Funk a vender la idea de que se puede salir del ‘sinhogarismo’ con dignidad a la vez que aportas valor a la sociedad.

el emprendedor Andrew Funk

A Andrew Funk le quedó clara una lección de su padre: “Si no eres capaz de aportar valor a la sociedad, no esperes que la sociedad haga algo por ti cuando la necesites”. Pero ¿cómo aportar valor en la situación en la que se hallaba?

Procedente de EE.UU. y con los estudios de filología ya terminados, Andrew Funk llegó a Barcelona movido por el interés por conocer mundo. La idea original era permanecer un tiempo en España para aprender el idioma mientras se procuraba un empleo con el que sostenerse. La estancia se dilató más de lo previsto. En Barcelona montó su propia escuela de idiomas, se hizo consultor y analista en una empresa de capital-riesgo y, finalmente, se sumó a otros emprendedores en un proyecto para montar una plataforma online. Entre todos los socios reunieron la cantidad de 300.000 euros, pero una mala gestión de los recursos dio al traste con el proyecto. A partir de ahí se concatenan los hechos. Funk se arruina e, incapaz de afrontar el pago de las deudas contraídas, las relaciones con su pareja se deterioran. Estaba la opción de regresar a EE.UU. y empezar allí de nuevo, pero algo tan poderoso como la llegada de un hijo le impulsa a permanecer en España. Empieza entonces su experiencia de hombre sintecho.

“Caer en la calle es tan fácil como tener una mala racha. Le puede pasar a cualquiera”, dice. Funk no llegó a dormir en la calle, pero sí que se aplicó un estricto régimen de vigilia y empezó a peregrinar de casa en casa de amigos donde su mayor esfuerzo consistía en hacerse invisible. “Llegaba a las 12 de la noche y me iba a las 6 de la mañana, para no molestar, pero aún así me sentía una carga”.

La última puerta se la abrió una amiga, hoy en día su pareja y madre de su segunda hija. Algo que parece tan elemental como disponer de un hogar, a él le brindó la oportunidad de enfocarse tras replantearse todo de nuevo. Ya no le apetecía montar otra empresa, pero sí emprender un nuevo proyecto que, primero, le satisficiera personalmente y, segundo, aportase valor a la sociedad. Y así, haciendo de la necesidad virtud, concibe lo que hoy es Homeless Entrepreneur, una asociación sin ánimo de lucro que persigue empoderar a personas sin hogar ayudándoles a integrarse en el mercado laboral e iniciar una nueva vida por sus propios medios. 

La organización, camino de constituirse en Fundación, ha conseguido mejorar la vida, en un sentido u otro, de 394 personas y acumula ya 24 casos de éxito de personas sin hogar plenamente integrados en el mercado laboral. Claro que el mayor caso de éxito es el del mismo fundador, quien el 15 de junio comparecerá ante la Cámara del Senado para recordar a ‘sus señorías’ que si personas sintecho siempre ha habido, ahora, con la pandemia, esta lacra se ha acentuado

Los programas

Pero el objetivo final de Homeless Entrepreneur no se limita a sacar a personas de la calle como meros receptores de un subsidio. La intención es promover el empoderamiento económico de esas personas y reducir la pobreza general a través del trabajo y la ciudadanía activa. Es decir, que no basta con dirigirse a la ONG como quien va a la oficina de empleo y, una vez solventada la situación personal, batirse en retirada. Se espera también de ellos el compromiso social y que ayuden a personas que se hallan en su misma situación anterior. Por eso en la organización se criba la entrada a personas con problemas de adicción grave o alguna enfermedad mental y solo abre las puertas a personas resueltas a superar la situación y salir adelante. 

HELP es el nombre del programa sobre el que orbita toda la organización. Este consta de tres fases. La primera, con una duración aproximada de 12 meses, se divide en 7 etapas, donde a cada HomelessEntrepreneur (HE) se le asigna un coordinador y nueve gerentes que cubren las siguientes áreas: desarrollo profesional, educación, salud, vivienda , finanzas, legal, comunicación, ventas y asistencia. Durante este tiempo se les procura una vivienda digna y se les ayuda a conseguir trabajo en el plazo de 3-6 meses.

La organización calcula que el gasto medio anual para ayudar a un HE es de algo más de 3.000 euros. Los recursos les llegan a través de donaciones monetarias, pero también mediante sponsors y muchos partners que han decidido adherirse a la iniciativa como IEBS Business School, IBM, ZeroGrey, RobinGood, Fundación Telefónica o Bit2me, entre otros.

Superada la primera etapa, con la persona ya trabajando y asentada, se da paso a la segunda, también de 12 meses. Se practica aquí lo que podría equipararse al intraemprendimiento. Lo que se pide ahora es que aporten valor a la sociedad ayudando a otros sintecho a salir de la situación. Para ello tienen que reclutar al menos a dos personas sin hogar y guiarles en el camino que antes ellos recorrieron. Se trata de transferirles conocimientos y la experiencia adquiridos a lo largo del programa y ayudarles a acelerar el proceso de terminar con el sinhogarismo. 

La tercera y última fase del programa se alcanza con la total independencia y la oportunidad de trabajar como miembro del equipo local en la organización.

A este programa nuclear, han tenido que añadir a raíz de la pandemia nuevos programas ante la demanda creciente. Uno el programa Linea Telefónica de Ayuda para Personas sin Hogar diseñado para recopilar data sobre las personas en situación sin hogar para conectarles con recursos disponibles. El segundo es el denominado Voces sin hogar, con el propósito de compartir conocimiento sobre las vidas de las personas sin hogar y conectarles con su comunidad aumentando sus ingresos y haciendo crecer sus bienes. En este les permiten grabar su historia y darla a conocer, con su propia cara y voz, a las más de 100.000 personas que integran la comunidad. El cuarto programa es #HomelessHostelsWork con el que quieren convertir un pasivo del sector turístico en un bien, abordando el sinhogarismo. En esta línea están pensando en construir un hostal RSC cuyas plazas se destinarían, en un 25% a personas sin hogar y el resto a lo que en el mercado anglosajón se conoce como ‘turismo consciente’.

La historia del 'sintecho' que se convirtió en emprendedor

Más lo que nos asemeja que lo que nos diferencia 

Además de una gran cantidad de entidades públicas y privadas que colaboran con la organización, Homeless Entrepreneur cuenta con 250 voluntarios que tejen una red de apoyo e integran personas de perfiles muy distintos, desde profesores hasta psicólogos, emprendedores o abogados. Cada uno ayuda en la medida de sus posibilidades. “Devolver la dignidad a una persona, a veces es tan sencillo como arreglarle la dentadura, que es lo que hemos conseguido con muchas personas gracias a la colaboración altruista de una clínica dental”, dice Funk.

Otra de las claves es “buscar en las personas lo que nos asemeja en lugar de lo que nos diferencia”. Para borrar esas diferencias entre los sin hogar y el resto, en Homeless Entrepreneur han puesto en marcha una iniciativa bautizada como “somos nosotros”. Se trata de una campaña de impacto social consistente en unir a un profesional con un sin techo, ir de compras para adquirir un modelo idéntico y someterse luego a una sesión de fotos en un estudio vestidos igual.

En el momento actual, la organización acoge a 14 personas y está a punto de dar entrada a otras 6. El objetivo para este año es ayudar a un centenar de personas para lo que requerirían, más o menos, una inversión de 300.000 euros. 

La historia del 'sintecho' que se convirtió en emprendedor
María Cruz Mendoza, a la izquierda, con Andrew Funk al fondo

24 casos de éxito

Entienden en Homeless Entrepreneur que cada una de las 24 personas que han conseguido reincorporarse al mundo laboral y participar en todas las fases del proyecto representan un caso rotundo de éxito. Todos ellos están documentados en la página web de la organización, pero por citar alguno, mencionan el de Maria Cruz Mendoza, una joven peruana de 28 años especializada en Turismo que se vino a España en busca de un empleo en su sector y se dio de bruces con la pandemia y el cierre total del sector. 

Lejos de amedrentarse, hizo lo que Andrew Funk, convertir tragedia en oportunidad. Tras quedarse sin ahorros, contactó con Homeless Entrepreneur, se sometió a un programa de formación y reconversión laboral y se especializó en ecommerce y sostenibilidad.  A día de hoy está ya trabajando en Go Global eCommerce , como puede verse en la imagen de Jose Sanabria, de Photo Utopia, donde ha encontrado paz y felicidad. Al fin y al cabo, cualquier barco está más seguro en puerto.