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22 Mar, 2023

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Un ejemplo muy práctico de emprendimiento social

Considerada una de las emprendedoras más influyentes de Europa, la fundadora de Socialcar, Mar Alarcón, es también referente y defensora del emprendimiento social y la economía colaborativa.

Nacida en 2011, muchos consideran a Socialcar la primera empresa nacional creada al amparo de la economía colaborativa, “y eso que, entonces, yo no sabía ni lo que era eso”, reconoce su CEO, Mar Alarcón. Lejos queda dicha ingenuidad. Mar Alarcón, dentro del ranking de las mujeres más influyentes de Europa en el mundo de las startups, es ahora referente de emprendimiento social y una de las voces más autorizadas en el panorama de la economía peer-to-peer.

Pero también hace gala de su audacia emprendedora. Huyendo del tópico de que lo social no es ni rentable ni escalable, Mar Alarcón dirige una empresa que crece entre un 120% y un 130% cada año, que aglutina alrededor de 250.000 usuarios y que está presente en 600 poblaciones españolas. Lo que arrancó como uno servicio de alquiler de coches entre particulares, ha ido ampliando su actividad hacia un modelo de carsharing con la compra-venta de vehículos de segunda mano que hayan pasado por la plataforma, para ejercer como prescriptores, y a un servicio de renting que ofrecen en las ciudades más grandes. Disponen también de un servicio que denominan Aparca y gana que posibilita que los propietarios de los vehículos deleguen por un tiempo la gestión de los alquileres a la plataforma que atiende así, gracias a estos coches en depósito, la demanda instantánea. Con esta idea es con la que Socialcar se alzó en 2015 como una de las mejores startups nacionales.

Antes que el del alquiler de vehículos, Mar Alarcón había acometido, junto a su marido, otro emprendimiento en China. En esta ocasión el sector elegido fue el de las energías renovables que dio origen al nacimiento de Social Energy, para exportar paneles solares de China a España. La empresa iba bien, pero el cambio regulatorio en España hizo el proyecto inviable.

Dos experiencias que la marcaron

Dos experiencias marcaron de forma decisiva la inclinación de Mar Alarcón por los negocios sociales. Una de ellas fue la ya referida estancia en Pekín, donde llegó con una beca. La otra, anterior en el tiempo, fue un viaje a Bangladesh (India) donde residió durante 3 meses trabajando en el banco Grameen junto al Nobel de la Paz Muhammad Yunus, el de los microcréditos. De él dice que aprendió que la capacidad de liderazgo no está reñida con la humildad y que la empresa social es posible. De aquí que todos sus proyectos se inspiren en modelos sostenibles donde el beneficio es mutuo y el valor se comparte.

Y en esa línea sigue su lucha en el mundo del emprendimiento. Socia fundadora y miembro de la Asociación Española de la Economía Digital, Adigital, y de Sharing España , Mar Alarcón se ha convertido en una de las principales defensoras nacionales de la economía colaborativa , amenazada de nuevo por cambios regulatorios. “Parece que me siguen”, bromea.

El argumentario que sostiene es el mismo que el de las organizaciones a las que pertenece: asumir la realidad de una nueva forma de consumo que apunta a la optimización de los bienes y el pago por uso y ello en beneficio de un mejor impacto medioambiental y social. Más allá de los escándalos publicados, o de la precariedad laboral que muchos insisten en atribuir a estas plataformas, ellos abogan por su código de buenas prácticas y reclaman la apertura de negociaciones con la Administración para garantizar la seguridad jurídica de estas empresas y facilitar procesos de recaudación tributaria y de gestión acordes a sus peculiaridades.

Mientras tanto, Mar Alarcón sigue cosechando galardones, como el Premio Dona TIC de la Generalitat de Catalunya como la mejor emprendedora tecnológica, o el premio de FIDEM (Fundación Internacional de la Mujer Emprendedora), entre muchos otros.

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