1. La marca 3.0
Ya no se trata de que la marca interactúe con los consumidores, escuchando sus opiniones y haciéndoles partícipe de sus iniciativas, ahora además debe responder ante ellos de su comportamiento, “demostrándoles que sigue unos códigos éticos”, defiende Bernués. Como explica el profesor Oriol Iglesias, “la marca tiene que demostrar más lo que hace y no lo que dice que hace”. Y eso debe hacerlo dejando claro con sus acciones que está alineada con los valores que publicita. Una de las consecuencias más claras de esta tendencia es la desaparición de la letra pequeña y la exigencia de mayor transparencia.
2. Conectividad desde cualquier punto y superficie
Para dentro de muy pocos años se calcula que la gente accederá a Internet igual por el móvil que desde cualquier portátil o PC”, señala el experto en tecnología Rafael Achaerandio. Esta conectividad desde cualquier punto abarca también a los televisores. Dentro de esta corriente, hay que incluir las perspectivas que se abren con los cristales y cerámicas inteligentes y con los dispositivos que proyectan el contenido del portátil sobre cualquier superficie convirtiéndola en un monitor táctil. Permiten la interconectividad entre cualquier dispositivo, la televisión en 3D, son fotosensibles y ofrecen la opción de interactuar con el móvil o con Internet desde cualquier parte de la casa.
3. Auge de lo social media
Va a haber mucho crecimiento basado en social media, aunque eso no se traducirá necesariamente en la utilización de las redes sociales como plataformas empresariales. “Se calcula que sólo el 10% de los usuarios llega a las páginas de la marca. Las redes son una herramienta de socialización, no un espacio de compra”, comenta el experto David Boronat. Ahora bien, sí seguirán teniendo mucha fuerza como redes de comunicación y recomendaciones entre usuarios. Una de las tendencias relacionadas con las redes es el desarrollo de aplicaciones que nos permitirán conocer de forma instantánea si el hotel que miras en una página ha sido recomendado por alguien de tu red de contactos o si el libro que quieres comprar lo ha leído ya algún seguidor o amigo. Se va a extender a todos los modelos de negocio e incluso podremos verlo al entrar en las tiendas con las pantallas inteligentes.
4. Sin billetes ni monedas
Cada vez está más cerca el pago por móvil. Es la tendencia que el Observatorio de tendencias Trendwatching denomina cash-less. Es cierto que es una corriente que hemos comentado repetitivamente en estos últimos años y no acaba de llegar a nuestras fronteras, pero sí parece que por fin se convertirá en una realidad en los próximos años, porque “cada vez son más las empresas que apuestan por desarrollar las tecnologías que permiten hacer pagos por móvil. A ello hay que unir la masiva implantación de los smartphones que ya llevan incorporadas estas aplicaciones. En dos o tres años las tarjetas de plástico empezarán a desaparecer y tendrá que haber una necesaria renovación de las TPV en las tiendas”, defiende David Boronat. Lo cierto es que es una realidad en Japón y que Google, Mastercard, Apple o Pay Pal han empezado a colaborar para desarrollar a fondo las tecnologías que permiten estos pagos.
5. Consumidor inteligente y comprometido
En línea con lo anterior, y como reconoce Philip Daus, “con el aumento de la tecnología en nuestras vidas, llegaremos a un punto en el que el consumidor sabrá más que el propio comercial, será un consumidor inteligente que puede encontrar en Internet, y de forma casi instantánea, todo lo relacionado con el producto que está buscando”. A ello hay que unir al consumidor indignado y comprometido. Las redes sociales, y especialmente Twitter, llevaron el movimiento indignado a todos los rincones, extendiendo el compromiso y las exigencias éticas a las marcas y a las conductas empresariales. Se trata de un consumidor comprometido con el medio ambiente, la política, la ética y lo traslada a sus twits y sus muros. En ese sentido, las marcas los tienen que tener en cuenta.