Hay que empezar hablando de internacionalización porque Andrea Lisbona, fundadora de Touchland, empezó a vender fuera antes incluso de lanzar la primera línea de productos Kub hace tres meses. Vía franquicias está presente en 12 países, algunos tan insinuantes como Tanzania, Kenia o Kuwait. Puesta ya a romper moldes ha apostado, en época de crisis, por un producto tan funcional como innecesario pero que tiene la peculiaridad de ganar voluntades más que clientes.
El hábito procede de reiterar un acto tan sencillo como la higiene de manos a través de un dispensador de diseño que encaja bien en cualquier entorno y que, en el modelo KUB2go, puede llevarse en el bolso, junto al móvil, con el que comparte traza y adicción. Diseño y movilidad serían, pues, dos de los valores adicionales al dispensador convencional que todos conocemos de los hospitales. Para enriquecer la experiencia se añaden cargas de siete aromas y envases en otros tantos colores. Los ingresos provienen, así, de la venta de dispositivos pero más del consumible en forma de cargas, cuya solución es líquida y contiene alcohol.
El valor de la intuición
Andrea tiene 29 años. Se licenció en Dirección y Administración de Empresas por Esade y en Diseño por el Instituto Europeo Design de California. Antes de crear producto se empleó tres años como distribuidora de artículos similares procedentes de Estados Unidos, algo que le reportó un amplio conocimiento del mercado, feedback y know-how.Dudó entre lanzarse o no a raíz de la Gripe A, cuando uno de los consejos preventivos repetidos hasta la saciedad era lavarse las manos con frecuencia pero, siguiendo su instinto, se resistió porque vio oportunidad en un mercado más generalista que vinculado a un sector determinado.
Otra vía de financiación
Como distribuidora para España facturaba 125.000-150.000 € al año pero era insuficiente “para nuestras metas de internacionalización”. Así es como opta por fabricar su propia línea recurriendo a una ampliación de capital donde no estaba dispuesta a ceder su empresa “a cualquiera”. Al final se decantó por dar cabida a un amigo con el 10% de la sociedad. Espera cerrar el año con una facturación de 750.000 € y un sustancial aumento a 5 millones para 2016.
Clientes de referencia
Ahora se limita a distribuir su producto. Dice que lo más importante “cuando lanzas una innovación es conseguir los primeros clientes”. Ella ya ha hecho el transbordo porque va a 1.000 clientes nuevos por mes, más hombres que mujeres, que desencadenan “el efecto dominó”. Dispone de clientes de referencia en sectores como bares, restaurantes, casinos, clínicas…Hasta los Mossos d’escuadra se valen ya de sus dispensadores.
Además de la idea, de Estados Unidos se trajo un dicho según el cual “hay que cerrar tres empresas para crear la cuarta”. Confiemos en que no sea su caso pero aún así le quedaría metralla porque sus principios son: “Perseverancia. Humildad. No rendirte y picar puertas hasta que alguien apueste por ti”.