Ilusión, determinación y esfuerzo no les faltaba pero, aparte de la actitud, podría decirse que todos los demás preceptos que recogería cualquier manual básico de emprendimiento, se los han saltado. Ni tuvieron claro desde el principio lo que querían montar, ni se dedicaron full-time al negocio, ni tenían formación y se precipitaron en el crecimiento. Aún así, han logrado hacer de Trendhim una marca de referencia en moda de accesorios para hombre, presente en 14 mercados europeos, España incluido, con más de 35 empleados.
Que querían irse de casa y ser emprendedores era algo que Mikkel y Sebastian, compañeros de colegio e instituto, tenían claro. Así que a los 18 años -3 años antes que la media en Dinamarca- abandonaron el hogar familiar y alquilaron una casa. Para costearse el pago del alquiler, dejaron también los estudios y empezaron a trabajar en el servicio de correos. Pensaban que compartiendo piso les sería más fácil mantener vivo el espíritu emprendedor aunque faltase aún decidir por dónde canalizarlo.
Dudaron entre montar un servicio de reparto de pan a domicilio los fines de semana o dar solución a uno de los problemas que ellos padecían: dificultad para encontrar accesorios de moda originales para hombre. Determinó la elección el horario que requería el servicio de panadería. “Decidimos rápidamente que el asunto de levantarnos a las 4 de la madrugada para repartir pan no era realmente algo que nos entusiasmara demasiado”.
Pero también la idea de crear un ecommerce de moda, planteaba serias dificultades. Las más graves: no tener dinero y desconocimiento absoluto de cómo desarrollarla. No les quedaba más salida que seguir trabajando y aprovechar el tiempo libre para empaparse, por forma autodidacta, sobre cómo poner códigos en sitios web, sobre cómo gestionar una tienda online, identificación de productos, seguros, contabilidad…todo. Pero la aventura que empezó en 2007 obtuvo pronta conformidad en el mercado, de manera que ya en 2009 obtenían ingresos suficientes como para dejar el trabajo y dedicarle al negocio una media de “16-18 horas los 7 días de la semana”. Aprovecharon también para mudarse a un chalet de 83 m2, nada de garajes, y poco después tendrían que ampliar las instalaciones alquilando una nave de 200 m2 donde almacenar todos los pedidos.
Un error de sobredimensión
Ya en 2012, viendo que aquello parecía imparable, se animaron con un segundo proyecto más ambicioso: “crear la marca más espectacular de accesorios para hombre”. Nació así Lucleon como un sitio “realmente exclusivo” que se les acabó atragantando. “Pusimos demasiado en nuestras bocas para poder masticarlo al mismo tiempo”, dicen ahora así que pospusieron el desarrollo de Lucleon y volvieron a poner el foco en Trendhim reforzando el equipo con la entrada de un nuevo socio, Martin, a quien definen como “adicto al red bull”. Tal vez por ello tomaron tantas alas que pronto abordaron la expansión internacional, empezando por Noruega, y ahora están ya en 14 mercados europeos y con una plantilla integrada por 35 empleados.
Decir, a su favor que, salvo un crédito bancario, la fuente de financiación ha sido siempre los recursos propios aunque, a la hora de sentarse a la mesa, el menú le limitara pasta y otros productos de harina.
Merecedores del premio Gazelle, que Dinamarca concede al crecimiento empresarial extraordinario, a estos chicos les gusta seguir contando “su historia divertida” y esgrimir, como valor principal “que hacemos lo que nos da la gana”. Y aunque empezaron como novatos, su historia de éxito les concede ya autoridad suficiente como para dar consejos a otros jóvenes emprendedores. Estos son: 1º) Si quieres, hazlo; 2ª) Si lo quieres, no dejes que los demás te digan que no puedes, 3º) Trabaja duro y trabaja de forma inteligente. Siempre optimiza en todo lo que hagas.