Ya te lo proponíamos hace un año y medio ante la (entonces) inminente entrada en vigor de Bolonia. Escribíamos sobre la necesidad que van a tener las universidades para distinguirse las unas de las otras, y, sobre todo, para transmitir esas diferencias a sus consumidores (que no siempre clientes), los estudiantes. Ahora, a esa necesidad se suma otra: el Ministerio de Educación les va a exigir que sean más transparentes. Según los expertos va a ser necesario facilitar indicadores de calidad docente, como, por ejemplo, cuánto se tarda, de media, en terminar una carrera; o cuál es la tasa de estudiantes que abandonan en los primeros cursos de carrera; o cuántos alumnos eligieron esa titulación en primera opción; o la tasa de inserción laboral. Ya hay una Agencia de Evaluación de la Calidad y Acreditación, pero se nos ocurre que podría ser negocio desarrollar la consultoría de negocio para las universidades: gestión, pero también márketing, mucho márketing, que les va a hacer falta a partir de ahora… otro efecto colateral de la reforma de Bolonia.
Universidad más transparente