Navegar por la Laguna de Cholón en Colombia a bordo de una casa-barco privada, hacer un tour gastronómico por las calles de Hanoi de la mano de uno de los chef mas reconocidos de todo Vietnam o conducir un Aston Martin por los Alpes Suizos. Así son los viajes que preparan MOAH, una empresa orientada a una clientela de nivel adquisitivo alto que fundaron Luis Miguel Guerrero, Guillermo Morito y Roberto Martín en 2010. Como ellos mismos aseguran no se limitan a organizar viajes, si no a diseñar experiencias.
Este equipo de emprendedores con experiencia en el sector del turismo y empresarial, observaron cómo las compañías que ofrecían ‘viajes a medida’ se limitaban a aumentar el presupuesto sin personalizar o diferenciar los viajes de ningún modo. “Dada la gran información disponible en Internet y lo accesible que se ha convertido comprar billetes online o el poder realizar una reserva en cualquier parte del mundo, hace que el valor añadido de las agencias sea su capacidad de filtro de la oferta y el poder recomendar a sus clientes destinos fuera de las rutas habituales, garantizar al viajero que optimiza y aprovecha al máximo los destinos, etc”, explica Martín.
En MOAH cuentan con una parte comercial, que se encargan de captar clientes y una oficina central donde profesionales del turismo se dedican a diseñar los viajes a medida que se les encargan y de ampliar y actualizar información sobre otros destinos. Para poder ofrecer ese toque exclusivo y desconocido para la mayoría trabajan con pequeñas empresas turísticas locales de diferentes partes del mundo especializadas en servicios muy concretos.
Ofrecen sus servicios de forma independiente a sus clientes aunque también están negociando acuerdos con empresas del sector del lujo para realizar acuerdos de colaboración que identifiquen conjuntamente ambas marcas y permita intercambiar clientes, otra vía de ampliar su modelo de negocio y llegar a un público mayor.
Tras una inversión de 25.000 euros entre los tres socios y con algunas dificultades para convencer a proveedores internacionales que veían a las empresas españolas con ciertas reiticencias debido a la crisis y la imagen del país, facturaron 250.000 euros en 2012 y este año preveen superar los 300.000.