Cuando Victor Ruiz estudiaba ingeniería industrial, lo último que imaginaba era que iba a terminar montando una empresa en torno a una nueva bebida espirituosa premium. Su primer trabajo lo consiguió en Endesa, dentro del área de las energías renovables, “que es un mundo que me apasiona” dice. Pero más adelante cambió de empresa y se fue a trabajar a otra multinacional eléctrica alemana que le llevó a vivir un año en China y otro en Munich. En esas estaba cuando empezó a sentir el gusanillo del emprendimiento que su padre le había inoculado. Quería emprender, pero no encontraba en qué.
Como muchas veces pasa, la idea, cuanta Víctor Ruiz, nació de una necesidad personal. Aficionado a las fiestas nocturnas en su reciente juventud, -ahora tiene 32 años- no le preocupaba tanto el consumo de alcohol como los kilos que se iban adhiriendo a su cintura debido al exceso de azúcar que aportaba la coca-cola u otras bebidas carbonatadas a sus combinados con vodka. Supo también de una tendencia en EE.UU., con especial arraigo en Nueva York, que apuntaba al consumo de Vodka Soda como bebida favorita en el ocio nocturno. En ello encontró su oportunidad de negocio.
Empezó a investigar en la búsqueda de un nuevo producto mientras cursaba un MBA en London Business School. Quería algo parecido al vodka soda, pero sin soda y con sabor mediterráneo. Los mismos amigos que acudían a sus fiestas eran quienes testeaban los nuevos sabores que Ruiz elaboraba. “Como la copa era gratis, tampoco protestaban mucho”, dice. La prueba definitiva la hizo en el salón de su casa, donde organizó una fiesta mayor pidiendo a todos los invitados que pusieran nota a las distintas propuestas.
El primer vodka con sabor mediterráneo
Así es como al final dio con un vodka con esencia cítrica, gracias al uso de zumo natural de limón y algo de lima, para combinar únicamente con agua. El resultado fue un producto con un 40% menos de calorías que cualquier combinado habitual, más saludable porque elude el uso de azúcares y aditivos y que tiene, como principal inconveniente, que entra como el agua. La marca para comercializar el producto es VITA Vodka , una bebida espirituosa que se posiciona como el primer vodka mediterráneo del mundo y se distribuye como producto premium en los principales puntos gourmet.
Para obtener financiación y poner el producto en el mercado, organizó una campaña de crowdfunding en la plataforma Crowdcube con la que obtuvo una recaudación de 300.000 euros gracias a la participación de 540 inversores. Más adelante consiguió un préstamo participativo de Enisa de 100.000 euros y atrajo el interés de otros inversores muy vinculados a esta industria, como Michel Recalt, ex director de marketing de Bacardi y de Moët Henssy .
Aunque la fabricación se lleva a cabo en una pequeña destilería de Cataluña, el mercado que se eligió para su lanzamiento fue el británico, aprovechando que Ruiz residía en Londres en ese momento y que el consumo de vodka es 20 veces superior al de España. Actualmente, VITAL Vodka está presente en más de 250 puntos de venta con unos ingresos que se reparten, casi al 50%, de las ventas procedentes de Reino Unido y el resto de los países en los que venden además de en España, como México y, de progresar las negociaciones, pronto en Australia. La Covid les ha hecho daño, teniendo en cuenta las restricciones al ocio nocturno, especialmente rígidas en Londres, unas pérdidas que tratan de compensar con la venta online a través de Amazon.
Un producto para millennials
Ello no desanima a Víctor Ruiz en su propósito de reescribir el mercado de bebidas alcohólicas enfocado a quienes quieren “disfrutar del placer de una copa sin renunciar a mantener un estilo de vida saludable”. El éxito del que algunos denominan el vodkawater lo cosecha, sobre todo, entre el público millennial, de entre 20 y 30 años. Tal vez a ellos tengan que agradecer el premio que recibieron de SIP Awards, el único concurso de licores donde los ganadores los determinan los consumidores, “un premio que nos hizo especial ilusión”.