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06 Jun, 2023

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Wine Luthier: Tecnología para acertar con el vino que guste a todos

Wine Luthier ha desarrollado un sistema operativo que permite analizar, gracias a la Inteligencia Artificial, todos los parámetros gustativos del vino para encontrar la variedad más adecuada en cada ocasión.

wineluthier

“Estudié enología en Francia, en la escuela de Montpellier, donde un profesor nos enseñó a catar el vino de manera objetiva, en base a descriptores cuantitativos”, comienza Diego Fernández, fundador y CEO de Wine Luthier, al recordar los orígenes de su empresa. Se trata de una compañía que se ha propuesto llevar la Inteligencia Artificial al sector vitivinícola para encontrar el vino perfecto.

Desde que salió de la localidad francesa, Fernández quedó tan enamorado de aquella forma de catar que comenzó a desarrollar un software que permitiera valorar cada vino en función de unos parámetros objetivos. Así, después de recibir la ayuda de un profesor de Matemáticas de la Universidad Politécnica de Valencia, el emprendedor dio con la clave para convertir su proyecto en toda una revolución para el sector. 

Un sistema operativo adecuado para todos los actores del sector

Hoy, el sistema operativo de Wine Luthier utiliza hasta “22 parámetros físico-químicos, que hacen un dibujo objetivo del sabor percibido del vino por parte del consumidor”. Y, tras diez años de desarrollo, la compañía ha pasado de ser un pequeño proyecto personal a una empresa de ocho personas. 

Aunque se trata de una tecnología poco conocida hasta el momento en el sector vitivinícola que puede ser muy útil para los actores de la industria, no todos han entendido las posibilidades que puede brindarles el sistema operativo de Wine Luthier. “Hay enólogos que temen que esto les haga perder fuerza en las bodegas. Nuestra herramienta puede demostrar que un vino no es el más adecuado para el mercado, lo que puede echar por tierra sus percepciones”, explica Fernández. Sin embargo, los más expertos, los de las grandes bodegas, “nos han dicho que es lo que necesitaban, porque es una herramienta que permite mejorar el trabajo”, afirma. 

Su solución es de lo más útil, en el entorno del negocio de los distribuidores, para hacer un dibujo objetivo del vino, compararlo con el de otras bodegas o añadas y cuantificar su diferencia. “Esto permite a estas empresas hacer demográficas o mejorar los niveles de consumo, solo a través del sabor del vino, algo imposible de conseguir de otra forma, ya que el mayor distribuidor del mundo tiene 4.000 referencias”, argumenta el CEO. 

Un enfoque internacional

En este sentido, Wine Luthier ya trabaja con el mayor distribuidor de Europa, y está haciendo pruebas de concepto para comenzar a colaborar con el mayor distribuidor mundial de vinos. También son los ganadores del Premio Innovación Emilio Moro, lo que ha permitido a la compañía trabajar en sus bodegas “para que sus vinos sigan siendo los mismos independientemente de las añadas, de los cambios ambientales…” 

De cara al consumidor, la utilidad del sistema operativo de la plataforma no es menos importante. Más aún, en un entorno donde el consumo de vino se ha reducido en favor de otro tipo de bebidas alcohólicas. “Parte del descenso del consumo de vino se debe a que el cliente se decepciona. Compra una botella y le parece demasiado ácido o amargo… Y se pasa a la cerveza, que es una bebida alcohólica que siempre sabe igual. Con nuestra herramienta, conseguimos que el consumidor encuentre su botella con las máximas garantías de que le va a gustar”, afirma. 

Además, el sistema operativo de Wine Luthier también es un gran aliado para los vendedores de vino. “Conseguimos que puedan analizar sus tendencias de consumo para averiguar qué tipo de sabor de vino venden más y venden menos, poder relacionarlo con edades, renta per cápita, por zonas… Gracias a esto, pueden gestionar mejor sus stocks…”, explica Fernández. 

Hacer sexy el sector del vino

Para el emprendedor, innovar en el sector del vino se ha convertido en una condición indispensable para sobre- vivir en un entorno donde se identifican dos claras amenazas. Por un lado, la conciencia de que el consumo de alcohol debe ser cada vez más moderado y, por otro, la excesiva atomización de la oferta. “Somos un sector económicamente muy pequeño, aunque todo el mundo habla de nosotros”, reflexiona Fernández. 

Además, la atracción del consumidor más joven es otro de los retos a los que se enfrentará el sector vitivinícola en los próximos años. “Los chavales de 20 años no beben vino porque no hemos sabido ofrecerles algo que les gustara y que les pareciera sexy. No beben vino porque no saben cuál pedir y, si van a una cena, les cuesta 40 euros una botella y encima no les gusta, prefieren pedir una cerveza”. 

Hay que empezar por el cliente final

Para solucionar los grandes desafíos de un sector tan tradicional, Diego Fernández propone comenzar a innovar pensando en el cliente final, algo que en su opinión se ha ido abandonando en favor de la evolución tecnológica de la producción basada en los fondos europeos. “No se han orientado hacia el cliente, sino que se han quedado en su torre de marfil diciendo que su vino te tiene que gustar porque ellos los dicen”, afirma. 

Los resultados de Wine Luthier hablan por sí solos. Desde que comenzaron a contar con su sistema operativo, “el productor que menos ha crecido lo ha hecho un 20%, porque nuestra herramienta sirve justo para eso: para adaptar los sabores al consumidor. Tenemos clientes que crecieron un 80% en 2021”, presume el CEO de la compañía. 

Tras desarrollar su sistema operativo y trabajar para productores, distribuidores y consumidores en países como Austria, Alemania, Italia, Francia, Canadá o Sudáfrica, el principal reto al que se enfrenta Wine Luthier es penetrar aún más en el mercado para evitar que otra empresa se quede con una parte del pastel aún mayor. “Queremos que cuando alguien piense en dibujar un vino, piense automáticamente en nosotros. Tenemos el miedo de que un gran laboratorio de tecnología nos copie y comience a realizar lo que nosotros hacemos. Por eso, queremos aprovechar que somos los únicos en el mundo mientras siga siendo así”, concluye Fernández.