Cuando los comensales se terminan el pavo en el Día de Acción de Gracias, la tradición dice que dos personas pueden pedir un deseo mientras sujetan la espoleta del animal (un hueso en forma de V situado en el esternón). Gana el que, cuando se rompe el hueso, se queda con la parte más larga. “Había un problema: sólo hay una espoleta y demasiadas personas que quieren jugar”, afirma Ken Ahroni. En 2004, este emprendedor creó Lucky Break Wishbone, que fabrica espoletas de plástico para que todos tengan la oportunidad de probar suerte.
Con una inversión de 200.000 euros, la empresa ha pasado de estar en 10 tiendas a más de 1.000. “Es un producto único, utilizado por un segmento amplísimo de la población en una de las celebraciones más importantes de nuestra cultura”, asegura Ahroni, al que sus peculiares huesos le reportan unos 600.000 euros anuales. Y para que nadie le copie, lo ha protegido con la ley estadounidense de copyright; y si no que se lo digan a la cadena de tiendas Sears, que sacó al mercado unos huesos similares, y fue multada con 1,3 millones de euros.