La tecnología NIR hace tiempo que se usa para análisis de rutina de productos alimentarios y agrícolas. Se basa en el uso de la absorción de luz infrarroja y ayuda a la determinación cuantitativa y cualitativa de los componentes principales de los productos. La ventaja general de utilizar NIR es que proporciona datos de análisis rápidos para una mejor toma de decisiones en los procesos de producción agroalimentaria.
Sirve para analizar la composición de los productos finales, para formular productos nuevos, personalizarlos, pero también para detectar errores que pongan en riesgo la seguridad alimentaria y para dar a conocer al consumidor final información precisa de lo que come.
En esta línea, lo que han desarrollado en Chemometric Brain es un software pionero que facilita el control de la calidad de los alimentos. Es el único software basado en NIR del mundo que aloja datos y bibliotecas en la nube y funciona con la mayoría de los dispositivos de hardware NIR. Asimismo, hace accesible el control de calidad a las pequeñas y medianas empresas que pueden digitalizarse igual que lo hacen las grandes con poco o ningún conocimiento tecnológico.
La solución se alzó con el premio a la mejor iniciativa de digitalización en la industria alimentaria durante los Foodtech Awards 2021. “Este premio impulsa nuestra motivación para seguir impulsando nuestro proyecto para facilitar a las empresas de alimentos el acceso a una tecnología fácil de implementar, económica y altamente efectiva para digitalizar la calidad a lo largo de toda la cadena de suministro, para garantizar la calidad, la trazabilidad y la seguridad alimentaria”, declaraba Henrik S. Kristensen, CEO fundador de Chemometric Brain, tras recoger el premio.
Uno de los líderes más influyentes del mundo
Chemometric Brain no es la primera empresa que Kristensen lanza al mercado. Se trata de la quinta solución que ha creado junto a Blendhub, allfoodexperts, Portable Powder Blending (PPB) y Premium Ingredients.
En total cinco empresas, todas ellas orientadas al sector agroalimentario, que le han valido a este emprendedor de origen danés afincado en Murcia a ser reconocido como uno de los 10 líderes empresariales más influyentes del mundo en 2021 por la publicación US World’s Leaders Magazine.
Lo que se propone liderar este emprendedor en serie es el cambio en toda la cadena de valor agroalimentaria, desde el origen hasta el final, y favorecer el acceso a la nutrición en cualquier parte del mundo a la vez que la hace más saludable, sostenible y segura. “No se concibe que todavía hoy millones de personas se vayan con hambre a la cama, mientras que en otros países luchan por combatir el sobrepreso y la mala alimentación, otra gran pandemia”, declara.
La tela de araña
En torno a este ambicioso objetivo, ha ido tejiendo Kristensen su entramado de empresas relacionadas con la industria agroalimentaria, pero girando en torno a tres áreas principales:
1. Identificación y lanzamiento de recetas con ingredientes en polvo
El 40% de los alimentos frescos acaban convertidos en polvo para la producción de otros alimentos. A esto se suma la tendencia de la continua aparición de nuevos componentes en polvo destinados crear novedosos productos funcionales y nutricionales. En esta línea fundó Kristensen Premium Ingredients (hoy ya inexistente e integrada en Blendhub) para la fabricación de ingredientes alimentarios, con la que, después de 20 años, acumula un historial de más de 5.000 recetas desarrolladas y vendidas a industrias alimentarias de todo el mundo y que dio paso a la visión de que la producción debe ser más sostenible, desde la materia prima hasta el producto final.
2. La multilocalización de la producción de alimentos
Lo siguiente que observó Kristensen y que se propuso cambiar fue que gran parte de estos alimentos para elaborar las recetas en polvo tenían su origen en países como la India, África o algunos mercados latinoamericanos. La forma habitual de proceder de los grandes fabricantes y distribuidores finales ha sido siempre la de comprar el producto fresco en origen y trasladarlo a su país para transformarlo en sus propias fábricas.
Ello acarrea una serie de inconvenientes entre los que caben citarse: empobrecimiento de los países productores, encarecimiento del proceso y, en consecuencia, del producto final de cara a los consumidores, y un notable incremento de las emisiones de CO2 debido al transporte.
Corregir todas estas ineficacias y limitar la industria solo a aquellas labores que de verdad aporten valor es lo siguiente que se planteó este emprendedor. Para conseguirlo, lo primero que tenía que hacer era implantar las fábricas bien cerca de la materia prima, bien cerca del consumidor final. Para esto concibe la nueva empresa, PPB, que nace con la intención de optimizar toda la cadena de suministro, productos, procesos y servicios a través del diseño y desarrollo de un nuevo concepto de fábrica.
La fábrica patentada Portable Powder Blending es una fábrica portátil, modular y fácil de usar que permite elaborar recetas alimenticias, ingredientes en polvo y producir en cualquier parte del mundo y en cualquier parte de la cadena de valor. Son factorías dinámicas que pueden transportarse en un contenedor de 40 pies y estar operativas en cualquier parte del mundo en menos de seis meses desde que se realiza el pedido.
Bajo el paraguas de Blendhub y con la marca Portable Powder Blending, han creado una red multilocalizada de centros de producción de alimentos por todo el mundo que empodera a la población local y permite a sus productores crear valor desde el origen. Asimismo, el modelo está abierto a cualquier empresa agroalimentaria, especialmente a las pymes y startups, que busquen acceder a otros mercados y lanzar productos nuevos sin necesidad de invertir en infraestructura propia. “No solo nosotros hacemos negocio, sino que también permitimos que lo hagan otras empresas de forma sencilla”, declara Kristensen.
La primera fábrica portátil se desarrolló en Murcia para luego extenderla por otros países como la India, México, Colombia o Tailandia. Con este modelo de deslocalización y replicación de plantas la empresa puede operar en cualquier parte del planeta y producir alimentos de forma mucho más sostenible y reduciendo los costes de producción hasta en un 30%.
3. Digitalización de los controles de calidad de los alimentos con Chemometric
Conseguidas las recetas y habiendo cambiado el paradigma en la forma de producción, quedaba una tercera pata a la Blendhub tenía también que dar respuesta: el control de calidad y la seguridad alimentaria.
Para cerrar el círculo, se fundó Chemometric Brain, la solución digital en la nube a la que ya se ha hecho referencia y que permite controlar en remoto y a tiempo real toda la producción, sin importar el lugar del mundo en que se emplace la fábrica. El software, basado en tecnología NIR, posibilita la digitalización de la calidad y las cadenas de suministro.
Analiza ingredientes en polvo, líquidos, sólidos y en gel, así como mezclas, lo que permite una calificación o un rechazo instantáneo de acuerdo con unas bibliotecas estándar de producto definidas previamente, además de detectar fraude alimentario, variaciones y redefinición de productos y permite validar de forma rápida nuevos ingredientes y proveedores en todo el mundo.
“Con Chemometric Brain, cualquiera puede comercializar sus productos y sus propias marcas locales con idénticas garantías de calidad que los países más avanzados en la industria y que los consumidores de todo el mundo puedan saber lo que están comiendo”, explica el CEO.
La caja de herramientas completa
De esta forma es como Kristensen dice haber construido la caja de herramientas completa para utilizar en toda la cadena de valor de la industria agroalimentaria. “Es como cuando te dispones a colgar un cuadro y de repente te das cuenta de que falta la alcayata o de que no tienes martillo. Yo no es que tuviese una visión completa del negocio desde el principio pero, la creación de una solución me ha ido llevando a observar otra necesidad y a buscar una nueva solución y así hasta que hemos creado la caja con todas las herramientas necesarias”, afirma.
Hacia el ‘Food as a Service‘
Actualmente, Blendhub aspira a convertirse en una plataforma abierta en la que todos los actores que intervienen en la cadena alimentaria puedan compartir valor y conocimiento. Se trata no solo de hacer más eficientes los procesos de producción, más justos y sostenibles, sino también de digitalizar la calidad alimentaria en todo el mundo encaminando la industria a lo que se conoce ya como food as a service, el alimento como servicio, no solo como producto.
Para ello ha concebido este modelo de negocio inclusivo con un enfoque B2B (de negocio para apoyar la creación de nuevos negocios), B2C (de negocio a consumidor, con una oferta alimentaria de calidad) y D2C (directo al consumidor, conocedor, en todo momento de lo que consume).
Otra de las ventajas que ofrece este modelo es la de poder elaborar alimentos personalizados de apoyo a la industria farmacéutica y nutricional.
Una startup de 20 años que reconoce el mérito de Cajamar
Aunque la primera ciudad en la que desembarcó Kristensen al llegar a España fue Tarragona, más adelante decidió trasladar su residencia a Murcia para acometer la idea de negocio y aprovechar la infraestructura agroalimentaria de la zona. Desde entonces han pasado cerca de 20 años en los que ha conseguido crear este conglomerado de empresas que es Blenhub, que cuenta actualmente con un equipo de más de 160 personas en plantilla, que tiene clientes en 40 países y que este año cerrará el ejercicio con una facturación de 40 millones de euros y un Ebitda algo por debajo de los dos millones.
Todo ello lo ha conseguido a pulmón, reinvirtiendo los ingresos para seguir avanzando. No es que se haya negado a buscar financiación en la banca tradicional es que ésta, a su juicio, no ha sabido acompañarle. “Es un caso curioso porque, mientras haces inversiones modestas, una vez que demuestras que tienes ingresos, la banca está dispuesta a financiarte, pero en el momento que apuestas por una gran inversión para desarrollar una tecnología disruptiva, la banca pierde la dirección y no se atreve a seguirte. En este sentido, considero a Cajamar un caso ejemplar porque es la única entidad que dispone de un equipo especializado que sabe valorar proyectos agroalimentarios innovadores. El mérito principal de Cajamar es, desde mi punto de vista, haber sabido dar un paso más allá de la banca tradicional y respaldar proyectos disruptivos para empoderar toda la cadena de valor de la industria agroalimentaria”.
Pese a los éxitos ya cosechados, Henrik S. Kristensen sigue diciendo que lo suyo es “una startup de 20 años”, porque, pese a todo lo conseguido, él quiere seguir invirtiendo en I+D+i como ha venido haciendo hasta ahora –habrá invertido un total de 50 millones de euros en esta partida– para crear más soluciones disruptivas que revolucionen la industria agroalimentaria.
“Ya sé que no entramos dentro de los cánones de lo que se considera una startups, pero queremos mantener esa mentalidad de agilidad empresarial, de no tener miedo a afrontar nuevos desafíos y seguir innovando. Mi intención es seguir retando al sistema y no apalancarme”, concluye.