A sus 70, Richard Branson es uno de los emprendedores más conocidos del mundo. El fundador de Virgin, de origen británico, es un amante del lujo y la buena vida. Por eso, no escatima en gastos para mantener su alto nivel de vida, que incluye una isla en el Caribe. Con una fortuna de más de 3.500 millones de dólares, Branson es una de las 500 personas más ricas del planeta.
La carrera como emprendedor de Richard Branson comienza cuando apenas tenía 16 años. Su primer negocio fue una revista, Student, que terminó fracasando. Tras varios intentos que ya mostraban la pasión del multimillonario por los negocios, en 1972 funda Virgin Records, una cadena de tiendas de discos.
El crecimiento imparable de su marca en pocos años resultó en la ampliación de la cartera de negocios de Branson. Así, en 1980 funda Virgin Atlantic Airways, la aerolínea que le catapultó a la cumbre de los emprendedores. Recordando aquella etapa, Richard Branson destacaba que su “interés en la vida viene de mi enorme establecimiento, al parecer inalcanzable y tratando de elevarse por encima de los problemas… Desde la perspectiva de querer vivir la vida al máximo, sentía que yo lo tenía que intentar”.
Atendiendo a esta misma idea, Branson siempre ha sido conocido, además de por su éxito como emprendedor, por su enorme espíritu aventurero, que le han llevado a conseguir hazañas tan notables como el récord mundial en cruzar el Atlántico en barco en 1986 o en viajar de Japón hasta el Ártico Canadiense en un globo a casi 400 kilómetros por hora.
La vida como millonario de Richard Branson
A diferencia de otros emprendedores más discretos, como Mark Zuckerberg, Richard Branson no ha ocultado nunca su amor por el lujo y la vida cara. Entre sus posesiones más conocidas, la isla de Necker, un capricho paradisíaco en el Caribe por el que el emprendedor pagó 200.000 euros en el año 1979. Por sus playas han paseado grandes personalidades, como los Obama, Brad Pitt, Jennifer Aniston o Robert de Niro.
Además de su isla privada, el empresario cuenta con diversas propiedades de lujo en zonas realmente paradisíacas. Una de ellas se encuentra en España, en Mallorca, y Richard Branson siempre ha mostrado un gran afecto por ella. “Son Bunyola es mi refugio mallorquín favorito. Vengo siempre que puedo”, ha comentado en varias ocasiones. El amor de Branson por las Baleares se remonta a su infancia, cuando veraneaba en la isla.
Otro de los fetiches del fundador de Virgin son los coches. Richard Branson es un seguidor reconocido de competiciones como la Fórmula 1, donde contó con su propio equipo en el año 2010, y nunca ha ocultado su interés por las nuevas formas de movilidad. En concreto, Branson ha apoyado en numerosas ocasiones la transición al coche eléctrico y no dudó al gastar más de 200.000 euros en un coche anfibio -con el que pretendía cruzar el Canal de la Mancha- en 2004.
Eso sí, Richard Branson tampoco descuida su faceta más humanitaria. En los últimos años, ha llevado a cabo varias iniciativas solidarias enfocadas a la protección del medioambiente o a la ayuda a las sociedades más desfavorecidas. En todas, el fundador de Virgin involucra a otros multimillonarios conocidos, a los que suele invitar a su isla para convencerles de la necesidad de donar parte de su dinero para el bien común.