EMPRENDEDORES: ¿Qué significa ser incompetente?
Gabriel Ginebra: Se trata del incumplimiento del objetivo que nos hemos marcado, que generalmente suele ser bastante elevado. No me parece realista que todos aspiremos a ser números uno. Reconociendo nuestra imperfección, damos un primer paso para aproximarnos a la verdad. Desde ese punto de partida, resulta mucho más fácil luchar contra nuestros errores.
EMP: ¿Cuándo y dónde empezó a reflexionar sobre la incompetencia?
G.G.: Hace años que trabajo como consultor. Siempre me ha producido inquietud la realidad contradictoria que viven los directivos defensores del discurso de la excelencia porque demuestran incapacidad para reconocer que el orgullo, la pereza o la rutina pueblan las empresas. Estos directivos suelen relacionarse poco con sus equipos. Yo defiendo que si establecieran una mayor proximidad, descubrirían habilidades desconocidas muy útiles entre las personas de su entorno.
EMP: Usted es un crítico de la lógica de la excelencia.
G.G.: Sí. Porque sólo puedes dar el cien por cien durante un período de tiempo corto, prolongar el esfuerzo en exceso acaba agotando y, a medio plazo, acabas fracasando. Por contra, yo reivindico el concepto de velocidad de crucero. Esto consistiría en ir a un ritmo del 70% para disponer así de pequeños espacios que nos permitan pensar y recuperar fuerzas.
EMP: Guardiola dejó de entrenar al Barça por agotamiento. ¿Tiene esto algo que ver con su crítica a la lógica de la excelencia?
G.G.: Guardiola es un ejemplo claro de liderazgo. Se exigía demasiado hasta que cayó en el llamado síndrome del sacrificio. Se entregó tanto, que acabó debilitado.
EMP: ¿Por qué siempre pensamos que vivimos rodeados de incompetentes?
G.G.: La incompetencia es como la niebla: cuanto más cerca, menos notamos su presencia. Vivimos una época complicada, nos mostramos hipersensibles con los errores ajenos y no reflexionamos sobre los propios.
EMP: Síntomas de incompetencia más frecuentes que se detectan en las empresas españolas.
G.G.: Destacaría las reuniones que se celebran de forma rutinaria, sin necesidad; la elaboración de informes que pocos leen; el control excesivo y los complejos planes estratégicos que pierden de vista el trabajo diario.
EMP: ¿Qué debe hacer un emprendedor para evitar caer en la incompetencia?
G.G.: Creer siempre en su producto. El emprendedor puede llegar a convertirse en el paradigma del buen directivo porque se trata de una persona que conoce bien su oficio, consigue recursos dónde no los hay y transmite ilusión a otras personas.
EMP: ¿Se aprende más de los errores o de los aciertos?
G.G.: De los errores, sin lugar a dudas. El aprendizaje lo considero traumático por naturaleza. De ahí que tener un sistema educativo que penalice los errores en exceso dificulta seguir avanzado. Necesitamos el ensayo y error, forma parte de la experiencia diaria.