Si Harry Potter, Aristóteles, Maquiavelo o Superman han servido antes como punto de partida para extraer consejos de gestión empresarial, ¿por qué no aprovechar también el universo de Los Simpson ideado por Matt Groening? A esta conclusión han llegado Fernando Montero y Rafael Galán, autores de La empresa según Homer Simpson (Gestión 2000), una parodia de los libros de gestión basados en personajes históricos y de ficción. Ahí van algunas de sus lecciones:
- “El fracaso no debe crear en nosotros un sentimiento paralizante, sino que debe ser una experiencia enriquecedora. Analiza, sobre todo, por qué has fracasado. Montgomery Burns achaca sus fracasos a que está rodeado de pelotas como Smithers… pero, ¿quién los puso ahí?”.
- “Homer no falla con su negocio de quitanieves porque maltrate a los consumidores o engañe a su competencia. El problema es que no lleva el engaño y la farsa al máximo, hasta sus últimas consecuencias. No puedes echar un órdago si no estás dispuesto a llegar hasta el final”.
- “La falta de autocrítica no sólo le lleva a Homer a cometer errores, sino a perpetuarlos en el tiempo. Esa autocrítica le lleva, además, a ser imprudente y asegurar: una planta nuclear es como una mujer. Sólo hay que leerse el manual y saber qué botón apretar”.
- “Muchas empresas no saben lo valioso que es un empleado hasta que se deshacen de él. Por ejemplo, de haber prestado atención, Burns podría haber descubierto que en el corazón de Homer latía un ecologista y haberlo aprovechado a su favor”.