En 2012 el uso de este tipo de aplicaciones creció un 25% mientras siguen cayendo las ventas de ERP tradicionales. Una evolución lógica, teniendo en cuenta que las soluciones en la nube son más económicas (puedes tener una de contabilidad y facturación por 250 euros al año) y más sencillas de implantar en las empresas (eximen de invertir en hardware y en mantenimiento). Pero cuidado porque no son todas iguales.
Adaptabilidad. Que la aplicación escogida disponga de una funcionalidad equivalente en contabilidad y facturación a las tradicionales de escritorio, para aprovechar las ventajas del cloud sobre la base actual de clientes.
Flexibilidad. Fíjate en que se pueda integrar con otros servicios cloud, como Dropbox o Google Drive.
Simplicidad. Que sea sencilla en el uso pero con funciones extras como la generación de impresos de forma automática, digitalización de facturas, copias de seguridad automáticas…
Abierta. Que permita acceder a los desarrolladores mediante la publicación de un API, para ampliar la funcionalidad de la solución y conseguir mayor valor añadido.
Movilidad. Que puedas acceder desde cualquier lugar y dispositivo, ya que la movilidad es una de las principales ventajas de la nube.
Migración. Si ya dispones de una herramienta tradicional (le sucede al 75% de los nuevos usuarios de cloud) escoge la que te permita migrar tus soluciones actuales de contabilidad y facturación conservando todos tus datos actuales.