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09 Jun, 2023

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¿Por qué caen las acciones de Airbnb, pese a la subida del turismo extrahotelero?

El turismo extrahotelero ya supera las cifras prepandemia en España. Y el número de viviendas turísticas se está disparando. Sin embargo, la cotización de Airbnb empezó a caer en febrero. ¿Cómo se explica esta situación?

Airbnb regresa con fuerza tras adaptarse a la pandemia

La crisis que sufrió el sector turístico como consecuencia de la pandemia afectó gravemente a empresas como Airbnb.

Aunque las acciones de la compañía alcanzaron su máximo histórico en febrero de 2021 (212,68 dólares), su evolución ha sido errática. Su valor empezó a caer durante el segundo trimestre de 2021, pero en julio empezaron a recuperarse con fuerza, hasta aproximarse en noviembre a sus valores más altos (206,54 dólares).

Sin embargo, desde entonces su cotización inició una tendencia descendiente, cerrando 2022 en una valoración de 85,50 dólares. Uno de los motivos que podría explicar dicha caída es la crisis económica e inflacionaria, ya que el ocio y el turismo son los primeros gastos que recortamos cuando la situación se complica.

No obstante, el arranque del año supuso un punto de inflexión para Airbnb, que a partir de ese momento inició un rally alcista, llevando la acción hasta los 139,42 dólares a mediados de febrero, lo que suponía una revalorización por encima del 60%.

Pero su evolución alcista nuevamente se vio truncada. Tras un periodo de altibajos, la presentación de sus resultados del primer trimestre y las previsiones para el segundo trimestre ha enfriado a los inversores. De hecho, sus acciones se han depreciado más de un 15% después de comunicar estos datos, situándose entre 100 y 110 dólares.

Aunque los números de enero a marzo presentados por Airbnb son buenos, ya que sus ingresos crecieron un 20% interanual, la empresa pronostica un incremento de la facturación del 12% al 16% para el periodo comprendido entre abril y junio, lo que supondría una ralentización en su ritmo de crecimiento, espantando a los inversores.

Además, Airbnb reconoce que “las noches y experiencias reservadas tendrán comparaciones interanuales desfavorables en el segundo trimestre de 2023, ya que superponemos la demanda acumulada de 2022 después de la variante COVID Omicron”.

Estas previsiones contrastan con los datos que conocemos en España respecto al turismo extrahotelero, sector en el que se encuadra Airbnb y que engloba apartamentos, campings, alojamientos de turismo rural y albergues.

Según las ‘Encuestas de ocupación en alojamientos turísticos extrahoteleros’, realizadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), las pernoctaciones en alojamientos turísticos extrahoteleros crecieron un 15,7% interanual en marzo de 2023. Además, alcanzaron los niveles prepandemia.

Si nos centramos únicamente en apartamentos turísticos, las pernoctaciones aumentaron un 10,2% interanual en marzo, aunque la tasa anual acumulada de pernoctaciones crece un 18,58%.

De este modo, pese al varapalo que han dado a Airbnb sus accionistas, el escenario parece propicio para obtener ingresos a través del alquiler de viviendas de su turístico. Y así lo han entendido los españoles, que están apostando decididamente por la puesta en el mercado de este tipo de alojamientos.

Según los datos del informe de abril de ‘Perspectivas turísticas’, elaborado por Exceltur-Alianza para la excelencia turística, el número de viviendas turísticas ha aumentado un 20,5% en el último año, pasando de los 66.825 alojamientos ofertados en plataformas online en el primer trimestre 2022 hasta las 80.509 viviendas contabilizadas en el mismo periodo de este año.

Sin embargo, la oferta de viviendas de uso turístico todavía no se ha recuperado completamente de la pandemia, ya que en el primer trimestre de 2020 había 93.513 alojamientos de este tipo, un 16% más que actualmente.

No obstante, si esta tendencia al alza en la oferta de viviendas turísticas se extrapola al mercado internacional, podría tener consecuencias en la rentabilidad de plataformas como Airbnb. Esto se explica porque podría existir la posibilidad de que el mercado se esté saturando en ciertas áreas, lo que conduciría a una mayor competencia entre los anfitriones y, en consecuencia, a una reducción de los ingresos generados por las comisiones de Airbnb.

Así pues, los inversores podrían estar preocupados por la rentabilidad a largo plazo de la compañía en un escenario donde la oferta supere a la demanda en determinadas ubicaciones.

También hay que tener en cuenta la reacción ante la proliferación desmedida de viviendas turísticas. Algunas ciudades y países están estableciendo restricciones al alquiler vacacional, lo que podría limitar las operaciones de Airbnb en dichas zonas. Y esto también genera incertidumbre entre los inversores.

Por otro lado, cabe destacar que la reactivación del turismo ofrece oportunidades originales, como ya hemos mostrado en EMPRENDEDORES. Por ejemplo, algunas personas están comprando autobuses antiguos, rehabilitándolos y adaptándolos para ser ofrecidos como alojamientos turísticos. Y lo mismo se está haciendo con vagones de tren, aviones, barcos… ¡e incluso ‘ovnis’!.