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10 Jun, 2023

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El riesgo que tiene España de que se prostituya la energía solar fotovoltaica para el autoconsumo

El mercado de la energía fotovoltaica en España no para de crecer, especialmente en lo que atañe a la generación distribuida gracias a las cada vez más numerosas comunidades de autoconsumo energético. Sin embargo, hay una cosa que estamos haciendo mal.

El riesgo que tiene España de que se prostituya la energía solar fotovoltaica para el autoconsumo

España encabeza en este momento el boom de la energía fotovoltaica en Europa, con un crecimiento exponencial similar al que experimentó Alemania hace años. Las previsiones apuntan a que así seguirá siendo durante unos años, aún habiendo desaparecido los subsidios públicos que alentaron al sector en otro tiempo.

Es una cuestión de números, tanto así que se ha convertido en un producto de inversión. En la misma medida que el precio de los paneles solares ha ido bajando a la par que el precio en la factura de luz ha ido encareciéndose, empresas, comunidades energéticas de vecinos y particulars se han ido decantando por el autoconsumo como medida eficaz de ahorro.

Si hace unos años montar una instalación residencial de paneles fotovoltaicos costaba 50.000 euros, hoy puede hacerse por 4.000. El abaratamiento se debe a la madurez de la tecnología y a los procesos de fabricación. Inicialmente, los paneles solares se hacían soldando las células de forma manual. Entonces el precio de un panel fotovoltaico era superior al del oro. Actualmente, sin embargo, su producción está totalmente automatizada y estandarizada.  

Salvo algunas excepciones, no se puede hablar pues de la existencia en el mercado de paneles solares buenos y malos. Si esto es así ¿dónde está el problema?

Las instalaciones

El fallo se encuentra en muchas de las instalaciones que se están llevando a cabo. A diferencia de otros países, no existe en España ningún certificado que acredite la cualificación de los profesionales que se encargan de hacer las instalaciones fotovoltaicas.

Cualquier autónomo electricista, por ejemplo, que no tenga ni idea de lo que es un vatio pico – unidad de medida de la potencia de un panel solar- puede ofrecerse tanto para hacerte la instalación de la electricidad como la de los paneles solares a mejor coste. La prueba es que, cuanto alguien se decide por la instalación solar, y contrasta presupuestos poco o nada tiene que ver uno con otro aunque la ‘materia prima’ sea la misma.

Ello está provocando que en España empiecen a proliferar tejados con paneles mal posicionados, mal dimensionados y con una deficiente orientación. Todo ello, sin llevar a cabo antes un estudio previo personalizado que analice el consumo eléctrico de esa comunidad o esa empresa, las horas de mayor consumo, el entorno, las sombras o la rentabilidad que se obtendrá con la instalación solar.

A la larga, la mala praxis podría acarrear problemas a futuro y más desafecto que que entusiasmo por la adopción masiva de esta energía solar. Es decir, que lo que se avanza por un lado en cuento a la concienciación social a favor de las renovables, se retrocede luego con unas instalaciones inadecuadas que no cumplen con la rentabilidad prometida con el autoconsumo.

El otro riesgo que se corre al contratar los servicios de cualquier profesional es que ya no exista esa empresa que te ha vendido una instalación a 25 años y a la que no podrás reclamar porque ha desaparecido.

La solución

El desconocimiento por parte de los consumidores finales y el ‘campo libre’ que encuentran los profesionales es lo que favorece el crecimiento irregular de un mercado todavía inmaduro en España. La forma de evitarlo y favorecer un desarrollo serio del mercado sería, en opinión de expertos como Alberto Cortés, CEO de ezzingsolar, sería establecer una regulación que lo controlase.

En el caso de Reino Unido, por ejemplo, existe lo que se denomina certificado MCS (Sistema de Certificación de Microgeneración), un requisito previo para comercializar paneles solares en el mercado dentro del programa de apoyo financiero del gobierno. Solo las empresas que disponen de dicha certificación ofrecen garantías de sus instalaciones de microgeneración energética además de poder acceder a los incentivos financieros del gobierno del Reino Unido.