No son buenos tiempos para la hostelería en muchos lugares de España. Las restricciones de horarios están afectando de forma importante a muchos restaurantes, que se ven obligados a reducir de forma notable sus ingresos e, incluso, a cerrar. Es el caso de los jueces de Masterchef, salvados de la ruina económica gracias al programa de televisión en el que trabajan.
“Si solamente tuviésemos los restaurantes estaríamos hablando de otra cosa y sufriríamos de otra forma. No lo quiero ni pensar. Hemos tenido suerte”, explica a Efe Pepe Rodríguez, uno de los jueces de Masterchef y dueño del restaurante El Bohío, en Illescas, una localidad de Toledo. En Castilla-La Mancha, las restricciones obligan a cerrar la hostelería a las once de la noche, y el aforo en interiores no puede superar el 50% del máximo previo a la pandemia.
En el caso de Jordi Cruz, el cocinero de Masterchef mantiene un ERTE en su plantilla, y no prevé reabrir su restaurante, AbAC –con tres estrellas Michelín– hasta que la hostelería pueda abrir hasta medianoche en Barcelona. “Nuestro negocio es un barco grande que tiene que hacer todas las paradas. Si solo hace la mitad del trayecto, no nos sale a cuenta. No quiero abrir con medio menú, ni dándole prisas a los comensales. Quiero abrir donde lo dejé, con el mismo nivel”, explica.
Por su parte, Samantha Vallejo-Nágera, la única mujer en el jurado de Masterchef, también ha sufrido el golpe de la pandemia en sus propias carnes. Su negocio de catering ha sido especialmente afectado durante 2020, debido a la cancelación masiva de bodas y eventos sociales. Sin embargo, y a pesar de la crisis, el pasado mes de diciembre se lanzó a la aventura y abrió un nuevo restaurante en Pedraza (Segovia). “Ojalá se acaben los cierres perimetrales y la gente de Madrid pueda venir a ver el pedazo de negocio que he montado”, valora.
El jurado de Masterchef no es el único afectado en la alta cocina
Aunque los ingresos que los tres jueces de Masterchef obtienen del programa parecen estar salvándoles de la ruina, Pepe Rodríguez no descarta cerrar de manera definitiva si la situación sigue en esta línea durante los próximos meses. “Estamos ahí, en ese límite. Yo voy a dar todo lo que pueda para mantenerlo hasta que diga ‘señores, hasta aquí hemos llegado’. Ojalá que no llegue ese momento, pero no descarto nada porque cada uno tiene un límite”, explica a Efe.
Las declaraciones de Rodríguez muestran una postura común en el sector de la alta cocina, que ha sufrido de forma especial los estragos de la pandemia. Fuera de Masterchef, otro cocinero muy mediático con estrellas Michelín, Dabiz Muñoz, se vio obligado a cerrar su restaurante de Londres en diciembre, donde había invertido seis millones de euros.
Además, su buque insignia, DiverXO, tuvo que acogerse a un ERTE para sus trabajadores en las primeras etapas del confinamiento. Más tarde, un incendio en la cocina y algún positivo por coronavirus entre la plantilla provocaron el cierre temporal del restaurante durante un largo periodo de tiempo.