El auge de las redes sociales e internet durante los últimos años ha potenciado el crecimiento de una nueva fórmula de comunicación en clave de humor: el meme. Todos recibimos contenido de este tipo en nuestros dispositivos, bien sea a través de redes como Twitter, TikTok o Instragram, o a través de los servicios de mensajería instantánea.
Aunque un meme no es otra cosa que un contenido humorístico viral sobre un tema (normalmente actual), los emprendedores más avispados han conseguido convertirlo en un negocio muy rentable. Sobre todo, en el sector de la serigrafía, donde se puede ganar mucho dinero si se cuenta con la rapidez necesaria para monetizarlo.
El caso del meme del oso torcido
Un claro ejemplo es el oso torcido de la cabalgata de Cádiz. El disfraz defectuoso de un oso se viralizó rápidamente después del desfile, y sería raro que nadie haya visto a estas alturas alguna de las bromas que se hicieron en Internet sobre el tema. Sin embargo, donde todo el mundo veía un meme, un grupo de emprendedores supo ver una oportunidad de negocio muy rentable.
Se trata de Juan Carlos Ramos y Javier Ayala, dueños de la empresa de calcetines Pepe Pinreles, quienes, tras recibir meme tras meme sobre el oso torcido, se plantearon la idea de monetizarlo diseñando unos calcetines con el disfraz defectuoso. “Pusimos a trabajar al departamento de marketing digital. En cuatro días ya los estábamos vendiendo”, explican en El País.
Precisamente la rapidez es la clave fundamental para poder triunfar aprovechando el meme del momento. En sus primeras 72 horas, se vendieron más de 3.000 pares de calcetines con el dibujo del oso. “Ahora ha bajado, pero sigue funcionando. Es el producto que más rendimiento ha tenido en menos tiempo”, explican los emprendedores.
En realidad, la fórmula que utilizaron Ramos y Ayala para hacer negocio con el último meme del momento no es nueva. Algunas marcas como La Tostadora llevan años estampando sus camisetas, tazas y gorras con la última broma viral. “Funcionamos como print on demand, lo que pasa hoy en las redes, en dos días puede estar en la calle. Ese ciclo es muy distinto del de la moda tradicional. Cualquier cosa que pasa se puede convertir en un producto”, explica su fundador en el reportaje.
El marco legal, el segundo factor a tener en cuenta
Aunque puede ser un negocio rentable, la monetización del meme también tiene sus requisitos legales. Sobre todo, en términos de propiedad intelectual y derechos de imagen, dos áreas donde la justicia es algo ambigua.
En el primer caso, la ley permite la creación de un meme a partir de otra obra que tenga propiedad intelectual. Por tanto, cualquiera puede comenzar a comercializar productos relativos a una broma, como en el caso del oso torcido de la cabalgata de Cádiz. Sin embargo, la legislación es algo compleja, y cuenta con una extensa recomendación de la UE para explicarlo.
En el segundo caso, cabe destacar que, si un meme utiliza una imagen de una persona u obra sujeta a derechos de autor, es necesaria una autorización para la comercialización de productos derivados. Por ejemplo, estampar en una camiseta una de las bromas virales sobre Julio Iglesias requeriría del visto bueno expreso del cantante… Y lo sabes.
En el caso del oso torcido de Cádiz, Pepe Pinreles llegó a un acuerdo con las agrupaciones del carnaval de la ciudad para compartir los royalties por la venta de los calcetines. “Si nosotros ganamos, que ellos ganen”, afirman en El País.