¿Estás seguro de que ser un vago es algo malo para la productividad? En muchos casos, podría ser lo contrario. Así lo explican los expertos, que consideran que mantener tiempos para el descanso y el ocio durante la jornada laboral es algo necesario para mejorar el rendimiento durante los periodos donde sí se está trabajando.
Tal y como comentan los expertos en coaching y productividad, “el cerebro no está preparado para aguantar más de dos horas de atención continuada y, tras este período, comienzan a aparecer los errores”. Por tanto, mantener descansos cada cierto tiempo durante la jornada laboral es más una virtud que un problema.
Por otro lado, las personas más ‘vagas’ suelen tender a buscar soluciones que agilicen la realización de las tareas más tediosas de su jornada. Esto es otra gran ventaja, ya que contar con este tipo de trabajadores en una empresa podría ser la clave para mejorar en áreas como la automatización de algunos procesos, una pieza clave para las empresas en la época postpandemia.
En este sentido, uno de los grandes emprendedores de las últimas décadas, Bill Gates, parece tenerlo claro. El fundador de Microsoft es el autor de una de las frases que mejor muestran que ser un vago no está reñido con un nivel correcto de productividad. “Si quieres hacer una tarea más rápido, dásela a un perezoso, él encontrará una manera más fácil y rápida de hacerlo”, afirmó.
3 ventajas de los emprendedores vagos que mejoran la productividad de sus empresas
Tienen buen ojo para detectar talento
La primera virtud de los emprendedores vagos es su buen ojo para detectar talento. Este tipo de personas siempre está pensando a quién podría contratar para realizar determinadas tareas dentro de la empresa, lo que desarrolla su olfato en el ámbito de los recursos humanos.
Por el contrario, en el caso del tipo de emprendedor más trabajador, su pregunta suele inclinarse del lado opuesto: “¿Por qué debería contratar a alguien pudiendo hacerlo yo mismo?” Son diferentes puntos de vista, que tienen sus pros y sus contras, pero que demuestran que ser un poco vago no está reñido con la pérdida de productividad.
Saben delegar y eliminar las tareas poco importantes
Otro punto fuerte de los emprendedores más vagos es su capacidad para delegar sus tareas en los trabajadores más capacitados para ello, permitiéndose a sí mismos concentrarse en otras áreas del negocio que podrían ser más importantes en determinado momento.
Además, este tipo de profesionales suele tener una mayor capacidad para sintetizar y eliminar de su check list las tareas menos importantes, un aspecto fundamental para mejorar la productividad de una empresa.
Construyen sistemas que mejoran la productividad
Como ya se ha mencionado con anterioridad, los profesionales más vagos suelen tender a pensar en soluciones que mejoren su productividad para disponer de más tiempo para sí mismos. En el caso de los emprendedores, los más perezosos también son los más propensos a construir sistemas dentro de sus empresas que les permitan desaparecer por un tiempo sin que la compañía deje de funcionar como siempre. Una virtud de lo más útil, que te permitirá concentrarte en otros proyectos o en tu propio bienestar llegado el momento.